Durante la celebración de la Última Cena del Señor, el Jueves Santo, el obispo de San Rafael Eduardo María Taussig invitó a los fieles a comprender el amor extremo con que Jesús se entregó por el género humano y antes de dar su vida en la cruz pidió “ámense unos a otros como yo les he amado”.
En la Santa Misa, que además conmemora la institución del sacerdocio, el Obispo hizo un nuevo llamado, aunque sutilmente, a la pacificación de la diócesis tras un 2020 repleto de conflictos por el cierre del seminario de San Rafael.
Debido a que este año no se realizó el gesto del lavatorio de pies, por recomendación ante la pandemia, en la homilía en la catedral San Rafael Arcángel, Monseñor Taussig invitó a hacer “un esfuerzo mayor de comprender lo que ha hecho Jesús, para vivirlo como sus discípulos, como sus seguidores”.
“Estamos conmemorando la noche de la Última Cena, dos grandes misterios del amor de Jesús, instituyó la Eucaristía anticipando la ofrenda del Viernes Santo; instituyó el sacerdocio para prolongarlo a lo largo de los siglos y nos dejó el mandamiento nuevo “ámense unos a otros como yo les he amado”, agregó el prelado sanrafaelino.
El Obispo de San Rafael sostuvo que “el sacrificio de la cruz, que como víctima y cordero, como sumo sacerdote, ofrece el Viernes Santo, lo anticipa esta noche privilegiada, como signo de lo que quiere prolongar para que todos podamos participar de esta Alianza, podamos ser purificados y por esta sangre derramada en la cruz, podamos comer su Cuerpo, entregado por nosotros”.
La entrega de Jesús en la Eucaristía
“La Eucaristía es actualización anticipada en la Última Cena y prolongada del único y último sacrificio redentor, el de la cruz y allí, Jesús hasta el extremo, hasta la muerte, hasta la última gota de su sangre, se entrega por nosotros como gesto de amor”, dijo Taussig.
Monseñor explicó que por eso “se comprende en la intimidad de la Última Cena, Jesús quería sintetizar todas sus enseñanzas, predicaciones y magisterio en el mandamiento nuevo: ámense unos a otros como yo les he amado”.
“Este amor hasta el extremo, que se hizo servicio, que sana y purifica, que perdura hasta que Él vuelva”.
Monseñor Taussig cerró su homilía del Jueves Santo en la Catedral sanrafaelina haciendo un llamado, aunque muy sutil, a la pacificación de la diócesis que tuvo un año convulsionado por el cierre del seminario Santa María Madre de Dios.
“Pidamos por nuestros sacerdotes, seminaristas, vocaciones sacerdotales para que en este año tan particular de la pandemia y la vida de nuestra diócesis, también podamos seguir el camino de Jesús con fe, esperanza y amor. Y pidamos la gracia de poder nosotros también, como servidores, recorrer este camino de amor hasta el fin, hasta el cielo”, concluyó el Obispo.