Podría ser el argumento de una película futurista, de ciencia ficción, pero la realidad marca que la guerra por el agua es más real y actual que nunca.
La crisis hídrica que se acentuó a lo largo de 14 años y que tiene al río Atuel como uno de los más afectados en el territorio mendocino, sumado al conflicto por el uso de las aguas del Atuel entre Mendoza y La pampa que espera por la resolución de la Corte para establecer como será la entrega de los 3,2 m3/s que hay que darle a la vecina provincia en el límite, desató una andanada de reclamos por la necesidad de una mega y añeja obra: el trasvase de aguas del río Grande al Atuel.
El cartel gigante que colocaron en General Alvear el fin de semana pasado con la leyenda “Sin trasvase del río Grande al Atuel es imposible entregar más agua a la Pampa. Firmado por los pueblos que dependen del Atuel”, es solo parte de la ofensiva de los regantes y las cámaras empresarias tanto alvearense como sanrafaelina.
El destinatario del mensaje no es solo la provincia limítrofe, sino también el gobierno mendocino y la Casa Rosada, las tres patas que la Corte nacional estableció para la concreción de obras que permitan aumentar la oferta hídrica.
“El río Grande es el más caudaloso de Mendoza y el cupo que nos corresponde se está perdiendo, desperdiciando, es una locura”, sentenció Nicolás Martínez, presidente de la Cámara de Comercio de San Rafael.
El cartel que hoy está a la vista de todo el que circule por la transitada ruta 188, en el ingreso al predio ferial de Alvear, es el primero de tres. El segundo estará colocado en la ruta nacional 143 al sur del departamento y el tercero en la ruta nacional 143 pero al norte, en la zona de La Olla en tierras sanrafaelinas.
“Ya están construidas las estructuras, ahora hay que comenzar con las bases. Va a demorar unos días más”, comentó Andrés Vavrik, presidente de la Cámara de comercio de Alvear.
La colocación de los inmensos carteles a la vera de las rutas nacionales que surcan el sur mendocino fue una forma de aunar fuerzas entre ambos departamentos y además dejar en claro que no se bajarán los brazos en el reclamo.
“Acá lo que buscamos es que el tema se trate de una vez, hay que llegar a un proyecto que defina cuanto cuesta, como hacerlo. Acá pretendemos visibilizar la problemática que hay que se resume en que no tenemos más agua y cada vez es menor la cantidad”, agregó Vavrik.
En la misma sintonía su par sanrafaelino insistió en que “hemos estado trabajando para demostrar la necesidad real del trasvase y se ha generado un movimiento importante principalmente ente los regantes del Atuel”.
Con la licitación para la construcción de la presa Portezuelo del Viento en Malargüe, sobre la cuenca del río Grande, ambas entidades pusieron nuevamente sobre la mesa el pedido por la construcción del trasvase.
La idea de readecuar la obra para destinar fondos destinados a la represa hacia la construcción del trasvase fue apenas una idea, reconocen, que se utilizó para que el reclamo tomara fuerza, que sea tenido en cuenta.
“Portezuelo no se toca y está bien que sí sea”, dijo Vavrik a lo que Martínez añadió “se planteó simplemente una alternativa, no indicaron que no era posible y listo, pero hay que impulsar el tema desde otro ángulo y buscar una alternativa porque hoy el agua que es de Mendoza se está perdiendo. Es un río más lo que tenemos disponible y no se utiliza”.
Reunión secreta
Desde el año pasado que comenzó a crecer en intensidad el reclamo por el trasvase de aguas del río Grande al Atuel, hubo distintas reuniones de las que participaron, según la ocasión, funcionarios del Ejecutivo mendocino y de Irrigación con productores, empresarios y dirigentes de las cámaras territoriales.
Del último cónclave, del que nada se supo y lo mantienen en un estricto hermetismo, participo el vicegobernador Mario Abed.
Lo que estuvieron planteando e intentar llevar a buen puerto, es la firma de una especie de acuerdo.
El convenio serviría para dejar por escrito, ya que a las palabras y promesas se las puede llevar el viento, el compromiso del Estado y las acciones puntuales que deriven en la concreción del proyecto ejecutivo de la obra y también, aunque es mucho más remoto, la forma de avanzar en financiamiento.