Ernesto Sanz se encuentra retirado del escenario político pero en los últimos días dijo que volvió "sin esperarlo".
Desde San Rafael, el ex senador nacional y ex presidente de la UCR reapareció en el debate público en tiempos de pandemia a través del zoom y habló de todo.
Aseguró que Alfredo cornejo es uno de "los presidenciables" de la UCR, criticó fuertemente a Cristina Fernández y dijo que el PJ en Mendoza atraviesa una crisis después de tres derrotas consecutivas y aún no se levanta.
Consideró que Portezuelo del Viento "es una gran prueba para la elite dirigencial de Mendoza y no solo la política".
-¿Cree que Juntos por el Cambio podrá mantenerse unido en su papel opositor y de ser así, qué estrategias debe adoptar para volver a recuperar el gobierno?
-Juntos por el Cambio está muy unido y lo seguirá estando. Pasó la prueba de fuego el 11/12/2019, el primer día en que se convirtió en una coalición opositora y los partidos que la integran decidieron, sin dudar ni un minuto, en seguir juntos. Allí hubo no solo madurez sino también la visión que se ha consolidado, después de mucho tiempo, un sistema político que tiene dos elementos esenciales para una democracia: equilibrio y alternancia. Hoy no hay terceras fuerzas. En la cancha solo hay dos coaliciones, la del Gobierno y Juntos por el Cambio. Si se llega así a las próximas elecciones y al 2023, no me cabe duda que la polarización será tremenda. Pero a la vez muy estimulante para el espacio opositor. Porque existen posibilidades concretas de alternancia. Y eso actúa como un anticuerpo muy potente contra los intentos de hegemonía y autoritarismo.
-Un debate institucional está ocurriendo en la provincia de Mendoza por la designación de María Teresa Day como jueza de la Corte. Algunos dicen que reúne los requisitos para ese cargo y otros sí. ¿Tiene usted como abogado, su interpretación jurídica? ¿Considera además que el debate se ha politizado?
-Nunca fue un argumento serio que la Doctora Day no reuniera los requisitos constitucionales. Los doctrinarios y académicos de mayor peso en el país se han cansado de opinar en favor de que " el ejercicio profesional es amplio y no se reduce al abogado litigante". Lo que ha pasado aquí es que el peronismo de Mendoza está pasando por una grave crisis dirigencial, no se recupera aún de 3 derrotas consecutivas y contundentes y no encuentra cómo hacer una oposición moderna, inteligente, con chances de recuperar el terreno perdido. Y entonces se refugia en lo que venga. En este caso, como la dirigencia está muy devaluada (muy lejos de aquel PJ de los 80 y 90), buscaron a jueces militantes para frenar la designación. El resultado fue catastrófico. No solo no pudieron frenar la correcta designación de la Dra. Day sino que en el camino perdieron, junto a esos jueces, gran parte de su menguada credibilidad. Y además, terminaron agrandando aún más a Cornejo, el destinatario de todos los rencores del PJ mendocino. Que si fuera cierto que detrás de todo esto estaba él, pues les ganó de taquito y sin moverse del living de su casa.
-¿Cree que Portezuelo del Viento se terminará haciendo o que la oposición del gobierno nacional y las provincias del Coirco lo impedirán? En caso de que ello ocurriera, ¿cree que nos seguirán girando el dinero de Portezuelo? Y de ser así, ¿para qué usos alternativos cree deberían usarse esos mil millones de dólares?
-No sé que pasará con Portezuelo. Pero la duda es una gran prueba para la elite dirigencial de Mendoza. y no solo la política. Incluyo en ese término a la empresaria, sindical, periodística, etc. Si por un burdo apriete nacional, carente de toda lógica y legalidad perdemos Portezuelo, habrá que mirar mucho hacia adentro para descubrir si hay destino para esta Provincia. Es mucho más que una obra. Es un tema de dignidad. No todos lo ven así y lo lamento mucho. El debate sobre qué hacer con el dinero si no hay Portezuelo es extemporáneo. O debió hacerse mucho antes o debe hacerse una vez que estemos muy seguros que Portezuelo murió. Pero en el medio, es decir hoy, debiera existir un "scrum" con en el rugby para pelear por la obra. Y no estoy viendo esa imagen. Me duele eso.
-Usted que tuvo participación en el debate por la anterior reforma judicial que se promovió durante el gobierno de Cristina y que fuera declarada inconstitucional, ¿considera que la actual es una continuación de aquélla? Y además ¿cómo la evalúa técnica y políticamente?
-Este intento es mucho peor. Porque viene con una carga muy fuerte de impunidad y venganza. Y el tema excede largamente al proyecto que está en el Congreso. Eso es solo una parte, la que yo denominaría colonización de la justicia a través de 300 nuevos puestos de jueces y fiscales. Pero en paralelo está el aumento de la Corte, el nombramiento de un nuevo Procurador, el traslado de jueces independientes, las escuchas, los testigos protegidos, y varias cuestiones parecidas. El ADN siempre es el mismo. Creer que la Justicia como organización y la Justicia como valor son propiedad del que gana. Y como gano, puedo hacer lo que quiera. Aquí y en la China a eso se le llama populismo autoritario.
-¿Qué opinión le merece la marcha del 17A?
-Fue muy fuerte y pudo ser más grande si no hubieran existido las restricciones de la cuarentena. No se puede minimizar como tampoco se puede atribuir a algún dirigente o sector. Se la debe escuchar y atender que hay detrás de eso. Es obvio que hay cuestiones concretas como el tema de la impunidad, el encerramiento, etc. Pero yo prefiero analizarlo desde otro punto. Es una sociedad que está buscando respuestas, que clama por la luz al final del túnel. Que está harta del discurso que condena a que al final del túnel todos vamos a ser iguales…. iguales de pobres. Eso es lo que se llama utopía regresiva y es el discurso del kirchnerismo. Primero en el conurbano y luego en toda la Argentina. Y hay mucha gente, felizmente, que se resiste a eso. Y quiere progresar, tener movilidad social, que sus hijos estén mejor y no se tengan que ir del país. Por eso es que el liderazgo de hoy debe ser cultural. Porque la batalla democrática hoy es esencialmente cultural.
-Para usted quién es el que realmente manda en el gobierno nacional, Alberto, Cristina o ambos en iguales o en diferentes proporciones. Le pido además me de una evaluación global hasta este momento de este gobierno.
-Confieso que tuve dudas en la primera etapa del Gobierno. Quizás era más un deseo íntimo de que Alberto pudiera imponerse. Tengo amigos personales en el Gobierno que vienen de ese lado. Pero hoy ya no tengo ninguna duda. Cristina se impuso en todos los frentes y hoy el proyecto del Gobierno es el suyo. Aunque lo edulcoren, lo disfracen o intenten a veces ocultarlo. Es triste verificarlo, pero es un retroceso para una democracia debilitada como la nuestra. Otra vez estamos frente a un modelo de acumulación de poder político, institucional y económico que sólo se consume a si mismo. Eso fue el 2003/15 y a eso vamos, salvo que el nuevo equilibrio del que hablé antes pueda frenar y retomar un rumbo diferente. En lo que hace a la gestión, hasta acá solo pude ver dos planes: El de reestructurar la deuda, que era necesario, y el de Cristina con la Justicia. En el resto solo veo improvisación y en algunos casos, como en Energía, una mala praxis descomunal que está provocando graves daños.
-Además de opinar o asesorar de cuando en cuando, ¿piensa volver algún día a la política activa?
-La cuarentena me devolvió al debate público a través de los zooms. Increíble, porque ni lo había pensado. Me siento muy feliz de poder ayudar a través de eso a mi partido y a mis amigos que están en la función pública. No me propongo nada más que eso.
-¿Ve presidenciables en el radicalismo? ¿Se lo imagina en ese rol a Cornejo?
-La UCR tiene varios presidenciables. Cornejo es uno de ellos sin dudas. Para ser Presidente de la Argentina se requieren varias virtudes pero sobresalen tener capacidad de gestión y coraje personal para llevar a cabo los cambios necesarios. Porque a nivel nacional hay corporaciones muy fuertes que anteponen sus intereses sectoriales al interés común. Y hay que plantarse enfrente. Cornejo lo hizo a menor escala en Mendoza. Y mostró esas virtudes. Me ha sorprendido gratamente en los últimos tiempos la clara concepción que tiene sobre el rol del Estado, del Mercado y de la Sociedad.
-¿Cómo evalúa hasta el momento la gobernación de Rodolfo Suárez?
-Suárez tiene todas las cualidades personales para ser un gran Gobernador de Mendoza. Y no me cabe duda que en épocas normales eso sería muy visible. Le ha tocado una emergencia como nunca se ha visto. Peor que la del 2001. En términos de recursos fiscales y de la caída de la economía local. Un ejemplo: hubo un mes donde el ingreso de regalías petroleras fue cero. Jamás ocurrió eso en Mendoza. Frente a ello, lo único que puede hacer un gobernante es administrar con equidad, racionalidad, inteligencia, proteger al sector privado y no disminuir las prestaciones básicas del Estado. Suárez lo está haciendo. Yo no le pido más que eso. Ojalá esto pase pronto y pueda continuar con los planes originales de desarrollo de Mendoza.
-¿Qué le parece el proyecto de reforma constitucional enviado por Suárez a la Legislatura provincial?
-El proyecto es interesante y debería ser militado y argumentado con mucha más fuerza. Ese es un reclamo más a mi partido que al gobierno. Es la primera vez que se siente una reforma tan cerca, despues de tantos intentos frustrados. Hay que aprovecharla en términos institucionales para pegar un salto de calidad. No me gusta el argumento de la unicameralidad "por razones de ahorro". Me rebelo contra eso porque eso atenta contra la sana política. Mendoza no tiene en sistema político un costo desmedido. De todas formas, la unicameralidad puede ser positiva si se la argumenta en razones de representación territorial y en un mejor funcionamiento legislativo.
-En algún momento usted propuso gestar algo así como una Conadep de la corrupción, pero tal como van las cosas con el nuevo gobierno, ¿cree que la impunidad se terminará imponiendo en general o que las instituciones podrán resistir los múltiples intentos de imponerla?
-No se que pasará y eso depende no solo de la política y de las instituciones. Depende del grado de tolerancia de la sociedad. El lunes se vio que gran parte de los argentinos no están dispuestos a tolerar la impunidad. Veremos. Lo que si sé es que si se impone la impunidad, será muy difícil reconstruir un esquema democrático y republicano.
*Este texto fue publicado originalmente por Los Andes. Se reproduce aquí con la autorización correspondiente.