Pasadas las 15, el presidente Mauricio Macri ingresó al predio de Expoagro en medio de un gran operativo policial, y fue coreado por los presentes, que eran en su mayoría productores de los distintos puntos del país.
También participaron expositores y organizadores, y había un centenar de cámaras dispuestas alrededor del vallado que tapaban la visión de los que estaban entusiasmados por verlo.
Los gritos de "Sí, se puede" y "Vamos Mauricio" acompañaron el discurso de nueve minutos del primer mandatario, que provenían mayoritariamente de los hombres de campo, que en complicidad se mostraban satisfechos con la presencia del presidente en el lugar.
Algunos transpiraban del calor, otros se envolvían la cabeza. Pero todos querían escucharlo. Para asentir o para criticar. E iban buscando el mejor ángulo para no perderse nada. Pero también estuvieron los que llegaron tarde y se quejaron de lo escueto del discurso.
El momento que generó los mayores aplausos fue cuando Macri se refirió a que el campo era el motor del país y que había que llenar los mercados del mundo con productos nacionales.
Después de la euforia, llegó la calma. Macri se fue enseguida y muchos se quedaron con las ganas de sacarse una foto o intercambiar alguna que otra palabra.
