Una estudiante del profesorado en Educación Especial de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), Luciana Orozco, contó que el sábado por la medianoche, mientras iba caminando hacia la casa de una prima, intentaron secuestrarla.
Ocurrió en la ciudad de San Luis, sobre Av. Justo Daract y la calle Juan Bautista Alberdi. La joven iba caminando cuando fue sorprendida por la espalda y un hombre intentó arrastrarla hacia un vehículo.
“Siempre tomo el mismo camino y, por seguridad, iba hablando por teléfono con mi prima. Se me da por abrir el bolsillo, meter la llave, el celular y me puse los auriculares por detrás del cuello para que nadie viera que estaba hablando”, explicó Orozco a El Chorrillero.
Pero el momento de terror comenzó llegando a la calle Juan Bautista Alberdi. Allí sintió sobre su espalda la presencia de una persona.
“Me tapó los ojos desde atrás y la boca. Me tiró al piso con tanta fuerza que provocó que diera la cabeza contra la vereda”, contó Luciana.
Ella resistió lo que más pudo “Cada vez que me destapaba la boca yo no paraba de gritar, le pegué patadas y piñas, me defendí como pude”, narró.
El hombre nunca sacó las manos de sus ojos, pero solo un segundo bastó para que la joven pudiera ver que frente a ella había un auto de color negro con la puerta trasera abierta, esperándola.
“Lo que buscaba era arrastrarme. Me resistí, se me hizo eterno. Escucho que el auto acelera y en ese momento dejó de tironear las piernas y la campera para llevarme hacia el auto”, describió.
Sin embargo, el secuestrador no pudo con ella. Sí logró arrebatarle su celular a la fuerza, provocándole lesiones en los dedos.
Tras este horroroso hecho, los vecinos salieron a socorrerla, pero los malhechores ya se habían dado a la fuga.
Mientras todo esto ocurría, su prima seguía en la llamada. Ella escuchó todo lo que estaba pasando y fue quien pidió ayuda a una vecina y salieron en busca de Luciana.
La víctima recordó que el delincuente le lastimó los ojos por la presión que ejerció para que no viera nada. “Cuando se fue vi que era alto, morocho y estaba todo vestido de negro”, añadió.
La Policía llegó a los 20 minutos y, luego de que los vecinos la socorrieran, la trasladaron a un centro de salud. Tras esto, radicó la denuncia en la Comisaría 6°.
Fuente: El Chorrillero