En la localidad sanluiseña de Lavaisse sucedió algo histórico porque la Escuela Primaria Nº 324 "Feliza de Fourcade", fundada hace cuatro años dentro de otra institución educativa, tuvo a su primer egresado del secundario: Matías Oga, tiene 17 años, y se recibió con el título de bachiller con orientación en Agro y Ambiente.
Tanto para la localidad como para su familia, Matías es el primero que tuvo la oportunidad de estudiar y recibirse del secundario, así que ahora va por más porque confesó que sueña con seguir una carrera universitaria en Villa Mercedes, informó El Diario de la República.
“Era un sueño personal que tenía y me siento muy feliz por haberlo cumplido”, expresó el flamante egresado, que no paraba de frotar la medalla que colgaba de su cuello. El joven destacó el sacrificio que hicieron sus padres para que pudiera cumplir el objetivo y además agradeció a los profesores que tuvo a lo largo del ciclo. “No fue fácil esta etapa, pero todos me brindaron su apoyo y eso fue fundamental para no bajar los brazos”, aclaró.
Para Matías no fue fácil llegar al día tan soñado en el que levantó su diploma, ya que tuvo que recorrer distintas instituciones educativas. Durante la primaria permaneció en las aulas de la Escuela Nº 388 "Sargento Eduardo Romero", cuando su familia aún vivía en Villa Mercedes. A los 9 años se trasladaron a Lavaisse, ubicado a 25 kilómetros hacia el sur, y llevó adelante 5º y 6º grado en el Colegio Nº 35 "Granadero Basilio Bustos", en Río Quinto, y el comienzo de la secundaria fue en la Escuela Nº 242 "Pablo Pizzurno", en Villa Salles.
Los recursos de sus padres dieron hasta el segundo año, ya que todos los días se trasladaba en remís y debió abandonar. Pero ese mismo año, cuando todo parecía una frustración, ese mismo año se estableció la secundaria en su pueblo, que le quedaba a pocas cuadras de su vivienda, y el sueño continuó hasta hace unos días. "No me alcanzará la vida para agradecerle a mis padres por todo el esfuerzo que hicieron. Este título es para ellos", expresó con mucha emoción el adolescente, que luego confesó: "Me encantaría continuar con este sueño y estudiar alguna tecnicatura en la Universidad Provincial de Oficios (UPrO)".
Gladys Iribarne, la mamá, con lágrimas en los ojos y sin poder contener la felicidad demostró el orgullo que le hizo sentir cuando su hijo recibió el diploma. "La peleamos mucho para llegar a esto. Cumplió el sueño de toda la familia y para nosotros es una de las satisfacciones más grande que nos dio la vida", soltó. La mujer aseguró que la inclusión del secundario significó un gran avance para el pueblo. "Esto ayuda a motivar a los adolescentes a que terminen el secundario. La mayoría tiende a abandonar una vez que finaliza la primaria porque las familias no tienen un sostén económico como para mandarlos a la ciudad", consideró Gladys. "Ahora solo faltaría mi hija menor, que está en cuarto y le quedan dos años para recibirse", remarcó.
Por su parte, la directora de la institución, Estela Collado fue pionera para que Lavaisse tuviera este nivel de enseñanza y se mostró feliz de poder cosechar los primeros frutos. "Hay que reconocer el esfuerzo de los papás, que incentivan a los chicos a que vengan a la escuela. A ellos mismos, por todo por el sacrificio que hacen en el aula, y a toda la comunidad educativa. Este premio es de todos", aclaró y sostuvo que el logro de Matías servirá como enseñanza para contagiar a los demás jóvenes del lugar. "Tienen que acostumbrarse a que este recurso les va a servir para que puedan seguir estudiando o, en caso de que quieran trabajar, van a tener más posibilidades", afirmó.
En la localidad actualmente son menos de cien habitantes y la mayoría de las familias se dedican a los trabajos rurales. Juan Carlos Oga, papá de Matías, contó que todavía no puede creer que en su amado pueblito haya un colegio secundario y más aún que su hijo haya sido el primero en conseguir el título. "Estoy muy agradecido por esta oportunidad. Para nosotros era fuerte no poder brindarles educación a nuestros hijos o dejar que se vayan solos a la ciudad. Ahora me siento feliz y este fue el regalo más grande que un padre puede recibir", comentó.
La paciencia fue uno de los pilares fundamentales que acompañaron al entorno de Matías durante toda esta etapa. Eve Turme, la hermana mayor, contó que muchas veces la rebeldía le jugaba una mala pasada, sin embargo la unión familiar siempre terminaba siendo superior. "Nos hacía rabiar mucho, a veces no quería estudiar más porque se cansaba. Ahora nos queda celebrar este logro y seguir acompañándolo en todo lo que se proponga", señaló.
A su vez, Fabricio Gianformaggio, profesor de ciencias sociales, explicó que en muchas oportunidades los docentes deben ser más que eso. "Constantemente tenemos que brindarles una contención y apoyo para que sigan adelante, y así evitar de que entren en el mundo del trabajo antes de tiempo. En el caso de Matías fue bueno contar con su voluntad y el acompañamiento de su familia", concluyó.