Comerciantes autoconvocados de la ciudad de San Luis denunciaron irregularidades en las "saladitas" que se instalaron en el centro puntano, por lo que intervino la municipalidad de la ciudad. El grupo dice que en la Administración Federal de Impuestos, esos comercios, están inscriptos como fabricantes pero en realidad son vendedores mayoristas y minoristas.
Son un grupo de 50 comerciantes que pusieron en duda la legalidad de ese tipo de ferias dedicadas a la venta de ropa hasta un 50% más barato que los locales "tradicionales". Por lo que el municipio intimó a los titulares de esos negocios a presentar la documentación correspondiente que acredite la procedencia y legitimidad de los productos que venden.
El Diario de la República publicó que el director de Ingresos Públicos, Emiliano Fernández explicó que: "Solicitamos las declaraciones juradas de IVA correspondientes a los últimos seis periodos, de cargas sociales, regímenes de información de compra y venta, como también declaraciones juradas de convenios multilatelares o de ingresos brutos directos" y añadió que "en caso de que no colaboren vamos a continuar con la investigación a través de los entes de control provinciales y nacionales para ver cómo avanzamos con estas firmas".
El funcionario explicó que las investigaciones son para dos empresas que son dueñas de tres "saladitas", que funcionan sobre las calles Pringles, San Martín y Ayacucho. La titularidad de esos comercios son de Luis Martínez Castro y Service S.A. El municipio estableció un plazo límite de 48 horas para que realicen las presentaciones.
Las empresas que están siendo intimadas tienen en regla las habilitaciones comerciales que aún están en trámite, por lo que los locales actualmente tienen permisos provisorios. Esta confirmación hizo caer las denuncias de lo comerciantes autoconvocados.
El presidente de la Cámara de Comercio de San Luis, Vito Carmosino, recomendó prudencia al señalar que "no están en la vía pública, en la calle o en una ruta vendiendo", sino en locales con vidrieras explícitas y sugirió que es necesario controlar la procedencia de la indumentaria, ya que que si es tan barata posiblemente resulte de talleres clandestinos de confección.