Más de 50 comerciantes se reunieron el martes para elevar una queja formal ante los entes de control por la apertura de cinco Saladitas en la capital puntana.
El planteo fue dirigido a la Municipalidad de San Luis, el Programa de Defensa del Consumidor del Gobierno provincial y la AFIP. Además transmitirán su preocupación ante la Cámara de Comercio de San Luis, publicó El Chorrillero.
Los comerciantes se quejan porque en la Administración Federal de Impuestos están inscriptos como fabricantes pero en realidad son vendedores mayoristas y minoristas, alegan los comerciantes.
Marisa Dávila, dueña de un local ubicado en Pringles y Chacabuco, explicó que desde que abrió la primer Salada ubicada en Pringles N° 1032, hubo un decaimiento en las ventas. "Pensábamos que es la situación actual del país, pero después vemos que ellos tienen locales llenos y los demás, o sea nosotros, los tenemos vacíos. Es injusto", manifestó.
Guillermo Strazza, es el abogado de los comerciantes autoconovocados y dijo que deben actuar los organismos competentes y "realizar las inspecciones para determinar el cumplimiento de las normas".
"Conspiran contra el consumidor que busca no solamente un precio sino un producto de calidad que lo acompañe. El comprador no está protegido", añadió Strazza.
En octubre del 2016 El Diario de la República realizó una encuesta en donde votaron más de 1700 personas y un 62% de puntanos dijeron que estaban a favor de la llegada de La Saladita.
Usuarios de las redes sociales, al enterarse de la movida de los comerciantes autoconvocados no dudaron en decirles que son unos caraduras porque la mayoría no cumple con las normativas, tienen empleados en negro y encima compran ropa barata en La Salada en Buenos Aires y la venden acá al 1000% de su valor.
Establecieron una nueva reunión, el próximo viernes, en donde evaularán como actuaron los organismos ante la denuncia.
