Sufría sarna y desnutrición, pero su vida cambió cuando más de 700 obreros llegaron al Predio Provincial de Chimbas para levantar el nuevo escenario de la Fiesta Nacional del Sol (19 al 23 de febrero). Los trabajadores la adoptaron como "La Morocha", le dieron alimento y un lugar seguro, dentro de la construcción, como refugio por las noches. Desde entonces acompaña al maestro mayor de obra, Eduardo Castro, en la supervisión y cuida el complejo como si fuera propio.
Los obreros contaron que cuando llegaron al lugar, a más de uno le enseñó los dientes como tomando distancia. Pero con el correr de los días fue familiarizándose con los albañiles hasta convertirse en la mano derecha de Castro, quien la llevó al veterinario para que tuviera una recuperación adecuada después de estar desprotegida durante mucho tiempo. Luego la alojó nuevamente en el predio de Chimbas.
“Estaba lastimada, pero ahora le brilla el pelo. Ahora la cuidamos y le damos de comer alimento balanceado. Está siempre acompañándome. Alerta a los trabajadores que yo ando por ahí cuando mi intención es supervisar las tareas sin llamar la atención. Es una perra especial y muy compañera”, contó entre risas el capataz.
La historia que publicó Tiempo de San Juan es una de las tantas de la flamante sede de la Fiesta Nacional del Sol. Es que la suerte de la "La Morocha" sin dudas dio un giro de 180 grados cuando se cruzó con esta nueva familia de laburantes. Hoy es la mimada del predio y, a su manera, demuestra gratitud por el trato recibido.
