Antes que termine la ronda de testimoniales en el juicio por el crimen de Jimena Salas, está previsto que este jueves declare Sergio Vargas, imputado como participe secundario, es decir cómplice, del hecho ocurrido el 27 de enero de 2017 en el barrio San Nicolás de Vaqueros. En la causa también está imputado el marido de la víctima, Nicolás Cajal, por encubrimiento agravado en perjuicio de la Justicia. Los autores materiales del asesinato continúan libres.
Por su parte, el fiscal penal Ramiro Ramos Ossorio, expuso al Tribunal que la Unidad Fiscal que representa al Ministerio Público, el planteo del cambio de calificación del delito base investigado por el de homicidio calificado por ensañamiento y alevosía, criminis causa y femicidio, citando como fundamento distintos elementos surgido a lo largo de la audiencia.
Luego de escuchar el relato de los testigos a lo largo del juicio, Sergio Vargas optó por prestar declaración. Algunos testimonios complicaron su situación. Una vecina contó que el vendedor ambulante estuvo recorriendo el barrio, casa por casa, ofreciendo zapatos para niños, y que en una oportunidad preguntó el nombre de una mujer que tenía dos hijas. Además compañeros de trabajo lo calificaron como un vago y que usaba nombres aleatoriamente como estrategia de venta.
Un policía relató que al indagar a un allegado de Sergio Vargas, le contó que el vendedor ambulante andaba armado con un cuchillo y que alcoholizado le había confesado que tenía intenciones de “apretar a viejas” para robarles.
Por otro lado, la psicóloga del CIF que hizo un informe sobre la personalidad de Vargas subrayó que rasgos psicopáticos predominantes, que puede discernir entre actos aprobados y desaprobados, y que posee discurso exculpatorio, tendencia a la mendacidad. También destacó que es narcisista y no tiene compromiso hacia el otro. Asimismo sostuvo que tiene escaso control de su agresividad, no expresa angustia ni remordimientos y es carente de empatía.