En la tarde noche del domingo, Salta se vio azotada por una feroz tormenta que anegó calles e inundó viviendas. En este contexto, una joven que transitaba por el municipio de Rosario de Lerma junto a un grupo de amigas, se vio sorprendida por la ferocidad de la lluvia, y caminando hacia la parada, tocó un poste de luz y quedó "pegada."
"Caminábamos por la vereda cuando de repente pisamos un charco y nos dio la corriente a todos. Mis amigos lograron salir a tiempo, pero yo tropecé y mi tobillo quedó pegado a un poste de alumbrado público. Caí boca abajo. Estuve como 20 minutos prendida al pilar recibiendo descargas eléctricas," recordó Agustina Moya sobre el accidente que pudo haber terminado en tragedia.
La joven de 22 años, oriunda de la localidad salteña de Cerrillos, quedó prendida al poste, recibiendo descargas eléctricas, incapaz de moverse y casi inconsciente. Sus amigos, desesperados intentaron despegarla tomándola de la mochila, pero las continuas descargas hacían que no la pudieran tocar.
Según contó, sus amigos vieron un auto blanco que pasaba, y comenzaron a hacerle señas para que frenara y los asistiera. El hombre no lo dudó, y bajó del auto para ayudarlos a salvar a su amiga. Se trataba de Javier Maita, un policía que al momento del incidente se encontraba fuera de servicio.
Maita intentó por todos los medios desprenderla del poste, recibiendo él mismo descargas eléctricas y quemaduras, hasta que un vecino le acercó un palo de madera.
"Con la madera Javier me golpeaba el tobillo y la pierna para desprenderlos del poste. Fueron varios minutos de intentos, hasta que lo logró," contó Agustina.
El efectivo fuera de servició la asistió hasta que llegó un móvil policial que la trasladó al hospital local, donde la mantuvieron en observación dos horas y le dieron el alta, con quemaduras en brazos, piernas y tobillos.
Con respecto al hombre que le salvó la vida, Agustina expresó: "Si él no hubiese aparecido, tal vez no estaría aquí. Le pudo pasar a cualquiera que hubiera pasado por esa vereda. El lugar está ubicado entre el Concejo Deliberante y el colegio secundario. Nos tocó a nosotros, y sobretodo a mí."
La joven contó que mientras estaba en el hospital, un empleado de Edesa se acercó para pedirle los datos y le informó que se comunicarían con ella.