La noticia de las muertes de niños en el norte de la provincia de Salta tuvo un respiro de cuatro semanas, en las que el crecimiento del coronavirus en el país desplazó la emergencia sociosanitaria declarada tras las primeras tres muertes de niños, por causas relacionadas a la desnutrición y la falta de agua potable.
Lamentablemente, en la madrugada del martes, un niño de etnia wichí llamado Lihuel Osias Ailan murió tras padecer una infección y pese a los esfuerzos de los profesionales por salvarle la vida.
Los padres de Lihuel, ajenos al revuelo por el coronavirus en el país y en el mundo, llegaron al hospital de Santa Victoria este desde su comunidad, La Curvita, cerca de la una de la madrugada, con el bebé muy descompensado.
De acuerdo al certificado de defunción, Lihuel murió a causa de una sepsis y por deshidratación, a pesar de que el último control del niño habría sido el 12 de marzo, en el que presentó bajo peso pero buen estado de salud en general.
"Murió en la madrugada, llegó en grave estado al hospital de Santa Victoria, se lo reanimó de un paro cardiorrespiratorio, tuvo una sepsis que es una infección generalizada. El niño estaba controlado por los agentes sanitarios, el 12 de marzo fue el último control nutricional, tenía bajo peso, pero no estaba en riesgo de vida, sino lo hubiesen internado" dijo Antonio de los Ríos, secretario de Servicios de Salud a El Tribuno.
"A los chicos en riesgo los tenemos identificados y reciben tratamiento personalizado e intensivo, trabajamos nosotros, la Nación, Naciones Unidas, y hay fundaciones trabajando en la zona y lo mismo pasa esto, es muy doloroso para todos; el esfuerzo que hacemos para preservar las vidas y que mejoren su calidad de vida las comunidades es enorme, no tenemos palabras, es tristísimo", se lamentó el funcionario.