Esta es la segunda semana del juicio contra seis imputados por el violento asesinato de Daniela Guantay en marzo del 2017. Cada uno participó de forma cruenta en el brutal crimen, pero la madre de Daniela pide la máxima condena para todos.
Así lo dijo en diálogo con Informate Salta Verónica, sosteniendo que "quiero que no salgan nunca más de la cárcel, que paguen lo que han hecho, aunque no me van a devolver a mi hija, quiero que paguen". Día a día revivir el crimen en las salas es doloroso para ella, pero Verónica se niega a dejar "que se salgan con la suya".
También habló de la actitud de los acusados durante las sesiones, quienes aparentemente se ríen y actúan como si nada hubiera pasado. "Mataron a una persona de la peor manera y están ahí mirándose las uñas, sonriendo". Según Verónica, además, los seis participantes amenazaron a varios testigos para invalidar su testimonio.
El horror del crimen golpeó a la familia brutalmente, sobretodo cuando se enfrentaron finalmente con los restos de Daniela durante el día de ayer. Los dos hijos de Daniela son los que más sufren con el caso, y preguntan constantemente por lo que está pasando. "La única palabra de consuelo que tuvimos es que ya estaban presos y que no iban a salir nunca más", concluyó.
Los seis imputados son Carlos Alfredo Agüero, Norberto Silvestre, Julio César Monasterio, Juan Reynaldo Álvarez, Marisel Griselda Urzagaste, y "Gaturra", menor de edad al momento del crimen. Según la investigación, todos fueron partícipes como parte del encubrimiento, o de las torturas, lesiones, abusos sexuales y final descuartizamiento de Daniela.
En el día de ayer, también declaró una médica psiquiátrica del CIF que fue parte de la investigación: entrevistó a Silvestre, Monasterio y Agüero. Declaró que Silvestre tiene una personalidad trasgresora, impulsiva e inmadura; Agüero, por otra parte, fue descrito como de personalidad rústica, básica, con impulsividad latente y rasgos obsesivos. Finalmente, Monasterio fue descrito como impulsivo, con tendencia a la manipulación y un discurso en el que reserva información para su conveniencia, con personalidad transgresora y rasgos psicopáticos. Todos, además, revisten "peligrosidad bajo el consumo de sustancias estupefacientes".