Conocé a los cuatro salteños que le ponen la voz y el corazón a la ópera

Constanza Díaz Falú, Eleonora Gaudelli, Rocío Fernández y Sergio Wamba estudian canto lírico en el Instituto de Arte del Teatro Colón.

Salteños en el Colón (Vía Salta)
Salteños en el Colón (Vía Salta)

Rocío Fernández, Constanza Díaz Falú, Eleonora Gaudelli y Sergio Wamba son salteños, tienen entre 29 y 35 años, y desde hace un tiempo le ponen cuerpo y alma a un género musical que lucha por mantener su vigencia: la ópera.

Los cuatro estudian en el Instituto de Arte del Teatro Colón en Buenos Aires. Se perfeccionan con maestros particulares, y también en el escenario, donde viven la experiencia del encuentro con el público, de los aplausos.

Aunque nacieron y comenzaron su formación vocal en Salta, se conocieron en el Colón, a donde ingresaron a través de audiciones. Estudiar allí es difícil y desafiante pero también enriquecedor y motivante. "Es una carrera que te forma el carácter", destaca Eleonora.

Estudiar canto lírico va más allá de formar la voz también requiere estudiar partituras, conocer el argumento histórico y poético de las obras, manejar el idioma en el que fueron compuestas y ponerse en la piel del personaje. Entregar el cuerpo y dejarse atravesar por las emociones. Es una formación integral y exigente. "Hay que ponerle el corazón", coinciden en afirmar.

Vencer el miedo y animarse a brillar

Sergio Wamba
Sergio Wamba

Sergio tiene 29 años y entró al Instituto de Arte del Colón en 2015 después de una audición fallida en 2013. En ese primer intento los nervios y el miedo lo traicionaron pero también lo impulsaron a perfeccionarse para vencerlos.

"Siempre me gustó estudiar música", cuenta Sergio. Cuando terminó la secundaria, estudió piano y dirección de orquesta. Integró los coros de la Escuela de Música y de la Universidad Católica, y sumó su voz a Salta Lírica. "Me dediqué a cantar en cuanto lugar pude para sacarme el miedo y prepararme para entrar al Colón", destaca.

Sergio también trabajó en el Coro Polifónico en Buenos Aires y a partir de este año será parte del coro estable del Teatro Colón.

"Siempre quise ser cantante de ópera"

Eleonora Gaudelli
Eleonora Gaudelli

Eleonora tiene 30 años y siempre supo que quería ser cantante de ópera. Comenzó por el violín a los 15 años y fue integrante de la Orquesta Infanto Juvenil de la provincia. También se formó en la Universidad Católica de Salta y cuando sintió que para ser cantante lírica tenía que ir por más no dudó en instalarse en Buenos Aires. Comenzó haciendo los cursos del Instituto de Arte del Colón hasta que audicionó y entró.

"En esta carrera, la voz es tu instrumento. Todo el estrés y la presión recaen sobre dos músculos y hay que tener pie de plomo para enfrentarlo. Tenés que respetar tu tiempo de descanso, de estudio, de comida y de hacer ejercicio. Con la experiencia vas aprendiendo qué cosas vas a priorizar y también a decir no", aconseja.

Todos los caminos conducen a la ópera

Constanza Díaz Falú interpretando el rol de Norina en la Ópera "Don Pasquale" de Donizetti.
Constanza Díaz Falú interpretando el rol de Norina en la Ópera "Don Pasquale" de Donizetti.

Con 35 años, Constanza recorrió diversos caminos musicales antes de encontrarse en la ópera. En el secundario tuvo un dúo pop con su hermana y cuando se recibió se fue a estudiar música popular a La Colmena, en Córdoba. Volvió a Salta un tiempo y después se mudó a Buenos Aires, donde comenzó la carrera de Musicoterapia.

No había pensado en la ópera hasta que vio una en vivo en el Teatro Colón. "Me quedé alucinada", recuerdo. A partir de ahí no hubo dudas. Se formó en el Conservatorio de Buenos Aires y cuando terminó la carrera rindió para entrar al Colón.

Mientras se prepara para rendir sus últimos exámenes de técnica vocal y repertorio, Coni tendrá un rol como cantante profesional en la obra "Jerges", de Händel​, que se realizará funciones en la temporada oficial del Teatro Colón. En los últimos años participó en diversas producciones. "En mi caso fue ponerle todo a lo que me gusta", dice.

Todo comenzó como un juego de niña

Rocío Fernández antes de su actuación en "El principito" en el Teatro Colón
Rocío Fernández antes de su actuación en "El principito" en el Teatro Colón

"La música me encontró jugando", dice Rocío. Así, como una diversión, la joven de 32 años empezó a cantar en el coro de la escuela. El juego trascendió y a los 10 años se sumó al Coro de Niños Arsis.

Cuando quiso hacer carrera pensó que tenía que estudiar algún instrumento. Eligió piano hasta que entendió que su gran instrumento era la voz y que podía estudiar canto de manera profesional. Su maestro fue Edgardo Lindow en la Escuela de Música y formó parte del estudio coral Tesis. "Me di cuenta que el bichito de la música era muy fuerte. Yo no sabía que era el mundo de la ópera hasta que empecé a ver óperas en Filme and Art. Ahí supe que quería estar ahí", remarca.

Cada uno, desde sus experiencias individuales y grupales, coincide en afirmar que si bien en la carrera del cantante lírico hay una búsqueda de perfección, lo más importante es disfrutar del camino.

"Es un descubrimiento personal muy fuerte más allá de la preparación vocal, interpretativa y escénica. Nosotros ponemos el cuerpo. En una audición o en una obra te pasan un millón de cosas, de sensaciones, y tenés que tener las herramientas humanas para saber usar las herramientas artísticas. Te preparas como ser humano, y llega una instancia en la que dejas de ser alumno para convertirte en artista", resume Rocío.

Constanza, Eleonora, Rocío y Sergio son jóvenes artistas entregados a un género tapado de prejuicios. Se piensa erróneamente que la ópera es elitista, aburrida y para viejos. Sin embargo, es el género musical más completo. Conjuga canto, actuación, cultura y hasta baile. Además, sus grandes referentes, como Mozart, crearon argumentos con críticas sociales y políticas que están vigentes y que contienen una poética exquisita. "Con la ópera es como si no pasara el tiempo", agrega Coni. "Si el público sale transformado después de una ópera, el trabajo está cumplido", finaliza Eleonora.