El Comité de Evaluación de Femicidios, Transfemicidios y Violencia de Género del Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Salta pidió al presidente de la Cámara de Diputados, Esteban Amat Lacroix iniciar medidas contra el diputado provincial Andrés Suriani, por un posteo poco afortunado que este realizó en Instagram.
La publicación del diputado es un cuadro que compara las "mujeres femeninas" con las "mujeres feministas", y que termina tildando de inestables a las feministas. La publicación provocó acaloradas reacciones, y Suriani terminó bajándola.
El comité que pide las sanciones aduce "que las publicaciones del legislador, que afectan derechos y garantías y ante la advertencia del peligro que implica que las opiniones de un diputado, quien debe observar la Ley y velar por su cumplimiento, son vertidas en redes sociales de alcance masivo. Dicho hostigamiento conspira contra la consecución de la igualdad, respeto y consideración que pretende la legislación vigente, la que es imperativa para la sociedad toda".
Ahora, viendo más allá de la desafortunada publicación de Suriani, surge una pregunta: ¿se condenan de igual manera los exabruptos de legisladores, o de simples ciudadanos, cuando provienen de un sector conservador, que cuándo vienen de algún “colectivo”? Un breve análisis de las redes sociales parece indicar que no.
Tomemos por ejemplo el tuit de la legisladora porteña Ofelia Fernández de hace unos días en relación al alumno de la universidad Siglo 21 que festejó disfrazado de víctima de femicidio. En su tuit, Fernández dice "disfrutaría mucho de romperle la cabeza". Sin embargo, luego de semejante exabrupto, no se vio una avalancha condenatoria como la que provocó la, también reprochable, publicación de Suriani. Tampoco apareció ningún comité a pedirle "que debe observar la ley y su cumplimiento".
Pasando al ámbito social, podemos tomar de ejemplo el festejo barbárico del alumno universitario, que en apenas minutos desencadenó una condena en redes sociales y en medios de comunicación, justa por otra parte. Pero ¿dicen algo los medios cuando una mujer se disfraza de una Virgen María sangrante en una marcha? ¿se ve a los medios condenar con la misma vehemencia los destrozos y vejaciones durante los encuentros nacionales de mujeres?
Vivimos en una sociedad de odios y grietas, donde la falta de tolerancia está a la orden del día. Y no deja de ser curioso que aquellas minorías postergadas que hoy están teniendo su voz, y que exigen un respeto y tolerancia largamente postergados, lo hacen mostrando una falta total de respeto y tolerancia hacia los demás.
Estos fanatismo solamente generan más odio, profundizan las grietas y no hacen más que generar antipatías hacia las causas que se defienden. Y terminamos así envueltos en un círculo vicioso de odio y revancha que ningún bien le hacen a la sociedad.