La honda o gomera: un artefacto que forma parte de la niñez de muchas personas, comprendido de una rama en forma de horqueta despojada de su corteza, una goma, y un pedazo de cuero.
Muchas veces utilizado inocentemente para hacer tiro al blanco, otras veces utilizado irresponsablemente para matar pájaros y animales pequeños, pero siempre un objeto polémico por lo peligroso del proyectil y la cantidad de accidentes que provoca.
Es el lamentable caso de un panadero desempleado de 38 años, oriundo de la ciudad salteña de Metán, que circulaba por la ciudad vendiendo su pan, cuando uno de estos proyectiles le impactó en el ojo y lo tiró de su moto.
Según el panadero, circulaba como todos los días a bordo de su rodado, cuando vio que un niño de 9 años lo apuntaba, e inmediatamente sintió el impacto. El niño quedó inmovilizado, pues nunca midió las consecuencias de sus actos, y el trabajador quedó tirado en la cinta asfáltica, ensangrentado y con un ojo destruido.
"Iba por una calle en mi moto cuando vi al chico que me apuntó con la honda y luego sentí el fuerte impacto en el ojo derecho. Quedé muy mareado, me caí del rodado y me levanté como pude, ya que los muchachos que estaban en el lugar no reaccionaron porque quedaron sorprendidos por lo que pasó", dijo Javier Tévez en diálogo con El Tribuno.
Sus familiares lo llevaron al hospital Del Carmen donde permaneció internado dos días, con un ojo morado y sangre en el interior.
La onda es un arma, como cualquier otra, y en manos de los niños puede resultar peligrosa. En este caso, pudo causar una tragedia.