La historia de Village Rosario es para muchos la de un símbolo: fue un complejo revolucionario cuando abrió en 1998, con 13 salas, más de 3.200 butacas y tecnología de vanguardia. Más allá del cine, el predio albergaba juegos electrónicos, un boliche de bolos, librería y propuestas gastronómica que se convirtieron en el centro de recreación más dinámico del oeste rosarino.

Una joya cultural con luces y sombras
Durante su época dorada, el Village no solo atrajo a los amantes del cine, sino también a familias completas: sus amplios lobbies, video‑walls, candy bar y un buen surtido de restaurantes lo volvieron un punto de encuentro social. Sin embargo, el surgimiento de los grandes shoppings como Alto Rosario y Portal, el fenómeno de las plataformas de streaming y problemas de inseguridad con el paso del tiempo fueron socavando su esplendor.
Hoy, el complejo busca una segunda oportunidad. El proyecto apunta a reconvertirlo en un shopping a cielo abierto, combinando espacios comerciales con torres de viviendas. La empresa MSR Inversiones lidera la iniciativa y ya planea levantar tres edificios: una torre de 15 pisos y dos de 8, que sumarían más de 250 unidades habitacionales.

En paralelo, el plan comprende revitalizar los 6.000 metros cuadrados de la estructura existente sin demolerla. La idea es reactivar locales comerciales, sumando marcas, gastronomía y retomar parte del espíritu original del lugar, pero con un enfoque renovado. Además, se proyectó una terraza deportiva con canchas de fútbol y tenis, para recuperar la vitalidad del espacio.
Para los rosarinos que vivieron su época de oro, la transformación del Village representa algo más que una remodelación: es una oportunidad para recuperar un emblema cultural de la ciudad y volver a darle protagonismo como punto de encuentro. Si todo sale según lo planeado, el antiguo complejo de cine podría renacer con nuevas funciones, revitalizando no solo el predio sino también el barrio del oeste rosarino.


































