El martes pasado, el Estadio Marcelo Bielsa de Rosario fue escenario de un feroz enfrentamiento entre hinchas de Newell’s y Corinthians, en el marco del partido que los equipos disputaron por Copa Sudamericana. Para frenar la avanzada, la Policía de Santa Fe comenzó a dispersar a los fanáticos y Yanina, una agente, debió ser asistida por su compañero canino, ante la agresividad de un hombre.
Las imágenes de la avalancha humana impresionaron a todos. Mientras dentro del Estadio se esperaba para comenzar el segundo tiempo, varias decenas de hinchas sin entrada provocaban problemas en la puerta 3 de la cancha, empujando y pateando para poder ingresar.
Entre los agredidos estuvo Yanina, que estaba junto con su perro Hans cumpliendo tareas policiales de control. Al ver a su tutora, Hans reaccionó y le dio una advertencia al hincha sin morderlo, ya que estaba con bozal y este lo pateó fuertemente. En el interín, el agresor fue reducido y el perro debió recibir asistencia médica, aunque ya se encuentra fuera de peligro.
“No es la primera vez que me defiende, y eso que nuestra relación no empezó siendo la mejor”, explica Yanina y agrega “pero ahora nos adoramos”.
Por eso, ya decidió que cuando el can pase a la jubilación, tras siete años de servicio, lo incorporará a su familia como adoptado. En su nueva casa de Villa Constitución convivirá con una familia humana, un ovejero y dos perros raza pointer.
¿Cómo empezó el vínculo entre hans y yanina?
La oficial explicó el duro camino que tuvo que recorrer hasta ganarse el cariño y la confianza de Hans, un perro con antecedentes de haber mordido a otros agentes. “Llegué cuando él tenía apenas 9 meses, sabía que ya había atacado a otros compañeros, tenía mucha fuerza y no le tenía simpatía, pero un instructor me dijo: ‘Te lo tenés que ganar’. Entonces, empecé pasearlo todos los días con bozal y correa. Hasta que le pude sacare el bozal, algo impensado”.
A partir de allí, Hans y Yanina formaron un vínculo que se hizo cada vez más fuerte y el perro, con la lealtad que caracteriza a la especie, sintió la necesidad de protegerla.
Por su parte, la mujer intenta mantenerse como una líder estricta, aunque confiesa que a veces no puede evitar consentirlo: “A veces hago mal y le hablo como a una criatura, lo malcrío y más cuando le doy salchichas, hígado, queso o una pelota para jugar, le encantan”.
El perro cumple tareas como guardián y de ataque. No sólo va a las canchas sino que también participa en requisas a las cárceles. Sin embargo, Yanina no duda en afirmar que las canchas “son los lugares más violentos”.