El doble crimen en barrio Molino Blanco encendió el fuego amigo dentro del peronismo. Tras la muerte de Graciela Carrizo, el Movimiento Evita criticó al Gobierno de Santa Fe indirectamente y expresó: “Estamos cansados de pintar murales con los nombres y caras de nuestros compañeros y vecinas”.
“Si nada podían hacer, nada debieron prometer”, planteó la organización política en referencia al plan de gestión que trazó Omar Perotti durante la campaña de 2015 bajo la consigna “paz y orden”. De esta manera, el comunicado cuestionó sin matices la política de seguridad de la Casa Gris.
El día después del doble homicidio en la zona sur de Rosario, el Movimiento Evita lamentó la muerte de Carrizo, ya que era una “compañera del centro cultural Unión Sur”. Mediante un mensaje publicado en redes sociales, recordaron que la abuela asesinada era una “persona solidaria y querida por todos”.
“Esto pasa solo dos semanas después de que despedimos a Alejandro Ramúa de Casa Pueblo Saladillo”, apuntaron desde la organización que integra el Frente de Todos. Así se refirieron a la muerte de un joven de 21 años atacado a balazos la noche del 12 de agosto en su casa de Avenida Nuestra Señora del Rosario al 400 bis.
Dirigentes del Movimiento Evita decidieron pronunciarse públicamente contra “quienes asumieron diciendo que tenían la solución para la violencia e inseguridad”. Al respecto, manifestaron: “Les pedimos que hoy no se escondan deslindando responsabilidades en los otros niveles del Estado”.
“Al mismo momento en que pagamos con la vida de nuestras compañeras la ausencia de la política tradicional, somos estigmatizadas por esa misma dirigencia”, se quejaron desde la organización aliada al oficialismo. En este sentido, consideraron que no se reconoce el “trabajo solidario y comprometido que sostienen miles de Graciela”.
Finalmente, el Movimiento Evita pidió: “Justicia y respeto por todos los muertos que lloramos día a día”. Así se abrió un nuevo foco de conflicto dentro del peronismo.