Cuatro días después de la balacera en la Comisaría 12°, la Justicia de Rosario ordenó este miércoles la liberación de tres personas detenidas. Las otras dos que habían sido arrestadas el mismo día del hecho seguirán bajo prisión preventiva, pero ninguna de ellas fue imputada por el ataque en barrio Ludueña.
Fuentes oficiales informaron que Yanel Díaz (27), María Soledad (25) y Luis Moreyra (33) fueron acusados por la tenencia ilegal de dos armas de fuego de guerra y deben presentarse ante las autoridades cada 15 días. En cuanto a la evidencia, se trata de pistolas calibre 9 milímetros con cargadores extensiles que tenían 21 y 28 cartuchos.
Estos elementos fueron secuestrados el sábado a las 5.30 durante un operativo para esclarecer la balacera en barrio Ludueña. Durante el patrullaje posterior al atentado, la policía ingresó a una vivienda de Montevideo al 7300 en el marco de la persecución de un presunto delincuente.
Según el fiscal Matías Edery, el detenido estaba saliendo de esa casa e intentó escapar cuando se cruzó con los uniformados, una hora y media antes del ingreso a ese domicilio. En ese momento arrojó una pistola calibre 40 que más tarde encontraron en el techo de la propiedad.
A diferencia de las tres personas liberadas, la jueza Silvia Castelli dispuso que Matías Edgardo Romero (32) continúe bajo prisión preventiva por 90 días. En este caso, el Ministerio Público de la Acusación (MPA) lo imputó por la portación ilegal del arma secuestrada.
Balas escondidas adentro de un neceser
En la vivienda de Montevideo al 7400 también hallaron un cargador 9 milímetros con 17 balas y un bolso con 74 cartuchos más. Todo el material había sido escondido en un neceser bajo un parrillero.
Durante la audiencia por videoconferencia en el Centro de Justicia Penal de Rosario, el fiscal Edery también imputó por tenencia ilegal a Cristian Leonel Fernández (28), el segundo sospechoso que seguirá preso hasta el 19 de mayo. Una de las personas que estaba en el lugar dijo que el joven se había ido minutos antes con un bolso y era el dueño de las armas y la casa.
Desde allí, la policía fue hasta una casa de Cabín 9 en Los Chingolos al 300. Cuando llegaron, el muchacho trató de huir. Mientras tanto, un familiar suyo tiró un celular a la mochila del inodoro del baño.
Finalmente, la policía acorraló a Fernández en una habitación de la vivienda. En el bolso tenía dos cargadores con capacidad para 13 y 17 balas, otro con 30 cartuchos sin munición, un blíster con 34 proyectiles 9 milímetros y uno percutido. Además encontraron dispositivos electrónicos.
