Si hay una profesión que debe lidiar con los berrinches de los niños es, después de los odontólogos, la de los peluqueros. En el extremo sur santafesino se hizo viral la historia de Miguel Righetti y el pequeño Tomás.
El hombre atravesó todos los límites al llevar un lavarropas a su negocio para que niño dejara de llorar y permitiera que le cortara el cabello. Parte de la escena quedó grabada y no tardó en circular por cientos de celulares en la ciudad de Rufino, donde está ubicado el comercio.
"El niño vino con su tíoy ambos me pedían un lavarropas. Yo no entendía lo que me decían", relató Miguel a Vía Rosario sobre un episodio que ocurrió la semana pasada. "Empecé a querer cortarle y el nene no paraba de llorar. No había manera. Es allí donde el tío me insistió con el lavarropas", continuó.
"Tomi odia cortarse el pelo. Es un tema que genera estrés a toda la familia cuando la cabellera se hace incontenible", confesó Marina, la mamá del pequeño protagonista de la simpatica historia.
Niño y tío quedaron esperando en la peluquería y Miguel salió en el auto a buscar un lavarropas. "Cuando el pequeño me vio llegar con la máquina empezó a saltar de alegría. Así es como logré terminar el trabajo mientras el chico jugaba sacando y metiendo ropa de una lavadora a paleta", contó.
"Grabamos el video y rápidamente empezó a circular entre los vecinos de Rufino", mencionó el peluquero de 50 años, sin hijos, y que hace 33 es un especialista con las tijeras. Hoy más de un padre que tiene problemas para que su niño logre quedarse tranquilo en la butaca cuando le ponen la capa de peluquería está considerando llamar a Miguel que tiene la fórmula.