La interminable novela del clásico rosarino sigue sin final a la vista, pero todo parecería indicar que se aproxima hacia los últimos capítulos. En principio, se jugaría el 1° de noviembre a puertas cerradas y en cancha de Arsenal.
Al menos ese fue el último rumor hasta el momento, aunque cabe aclarar que con la desastrosa organización del fútbol argentino, hasta que se de el pitido inicial del juego no está dicha la última palabra.
Sin ir más lejos, y más allá de la infinidad de veces que se cambió de fecha (que finalmente quedó confirmada oficialmente para el 1° de noviembre), el martes parecía que se jugaba en Rosario, el miércoles se habló de los estadios de Lanús o Banfield, y este jueves se mencionó Sarandí.
Con tan pocos datos concretos, hay que manejarse siempre con pinzas y tomando aquello que no es descartado. Entre las posibilidades que están casi desechadas está la de Rosario y Santa Fe, ya que Copa Argentina no se arriesgaría a hacerlo en la provincia luego de la apretada de la barrabrava leprosa al plantel.
Mientras la sede, y la posibilidad de que se juegue con o sin gente, siguen sin resolverse, los clubes rosarinos iniciaron gestiones para mover sus respectivas fechas de Superliga, ya que –para variar- los organizadores no contemplaron que con el calendario que fijaron tendrán partidos casi pegados.
De este modo, Newell’s pretende adelantar el duelo ante Argentinos, mientras que Central busca postergar el de Patronato.
