En una gran caldera se convirtió el bar de la familia Messi durante el partido entre Argentina y Nigeria. De la bronca a la angustia, de la tensión a la euforia fue el pasaje que vivieron todos los presentes en el local Vip, cerca del Monumento a la Bandera.
El horario tempranero en un día de semana (el encuentro arrancó a las 15) llevó a que muchos recién pudieran llegar sobre la hora a ver el encuentro. Vestidos algunos con traje, otros con ropa de trabajo, de a poco fueron ocupando las mesas de Rioja al 400.
Pocos fueron con casacas celestes y blancas, entre ellas un nutrido grupo de mujeres que aplaudió a rabiar cada intervención del anfitrión, Lio Messi. Como cábala, cada uno que llegaba saludaba a una gigantografía del astro rosarino.
Ya cuando el polémico árbitro turco hizo sonar el pitido inicial, el bar estaba completo, según consignó La Nación. Y como en cada parte del país, el partido se vivió a puro sufrimiento.
Cuando el 1 a 1 y el reloj parecían sellar el destino del conjunto de albiceleste, llegó el gol de Marcos Rojo que desató la alegría máxima. Y con el silbatazo final, el festejo se extendió a las inmediaciones del Monumento.
Por su parte, los vecinos de barrio La Bajada, donde nació y se crió Lio Messi, siguieron las alternativas del encuentro en una pantalla gigante montada para la ocasión.
(Fotografías: Marcelo Manera)