Uno de los autores materiales del resonante crimen del dirigente camionero Abel Beroiz en Rosario fue trasladado desde la provincia de Córdoba a la ciudad a más de una década del homicidio y sumó una nueva causa penal en su contra por secuestros virtuales mientras purga la condena a prisión perpetua por aquel episodio.
El caso trascendió a partir de la audiencia imputativa solicitada por el fiscal Nicolás Foppiani, quien se especializa en estafas telefónicas dentro de la Unidad de Investigación y Juicio. Según indicó el funcionario en los Tribunales provinciales, Raúl Oscar "Coqui" Flores orquestó una docena de secuestros virtuales entre abril y mayo de 2017, dos de los cuales fueron concretados.
El hombre de 33 años fue declarado culpable en 2011 por el asesinato del tesorero de la organización gremial liderada por Hugo Moyano. Si bien estuvo detenido en la cárcel de Piñero, de donde se fugó el año anterior al fallo, el Ministerio Público de la Acusación (MPA) reveló que las llamadas para estafar a las víctimas las realizaba desde el penal de Cruz del Eje. Allí también está alojado Javier Eduardo Pardo, quien por salir en libertad tras una sentencia por robo.
El juez Juan Andrés Donnola aceptó la imputación por extorsión contra los reclusos, a quienes ordenó mantener en prisión preventiva sin plazo en el marco de la causa. Foppiani identificó así a los autores de las amenazas telefónicas a las víctimas, de quienes sospecha que actuaban en forma coordinada con otros miembros de la banda preparados para recoger el dinero de los rescates por los falsos secuestros.
Flores fue uno de los dos sicarios que mató al sindicalista de 71 años el 27 de noviembre de 2007 en el estacionamiento del Automóvil Club Argentino (ACA), ubicado en la Plaza Montenegro. Su confesión permitió avanzar en el dictado de penas al resto de los implicados en el plan para terminar con Beroiz. Entre ellos estaban Alejandro Lázaro y Juan Carlos Dell'Arciprette, dos dirigentes del gremio que habían sido desplazados de sus cargos en San Lorenzo y Casilda por la víctima. El otro autor material del crimen fue Juan Scataglini, quien por entonces tenía apenas 14 años.