En su momento pasó con Roberto "Pimpi" Camino en Newell's y ahora queda en evidencia con Andrés "Pillín" Bracamonte en Central. Los líderes de cada barrabrava lejos de buscar beneficiar al supuesto club de sus amores, intentan estafarlo de todas las formas posibles, para apropiarse a como de lugar de millonarios ingresos.
Que cada tanto usen la camiseta del club, que vayan a la cancha y hasta que alienten al equipo es sólo una fachada para ocultar su único interés: el afán de quedarse cada vez con más recursos de la institución, la mayoría de las veces por lo menos con el aval, sino la complicidad, de los dirigentes de turno.
Sólo así puede entenderse cómo Pillín armó una empresa trucha a la que denominó Ruffino SAS, que tenía como socio al intendente del Estadio de Central, Sergio Daniel Quiroga, y que supuestamente se dedicaba a la venta de indumentaria deportiva y a la construcción y reparación, aunque no se encontró ningún indicio de estas actividades en los allanamientos realizados a su sede.
De la facturación de Ruffino SAS durante el semestre septiembre 2019 / febrero 2020, las ventas informadas totalizan $925.890, siendo que el 87% de las mismas, es decir $805.690, fueron facturados a nombre de un único cliente, que es Central. Además, en el período abril 2019 / agosto 2019, Bracamonte emitió facturas en carácter de monotributista que en su totalidad estaban dirigidas a este club, y que totalizaban $465.570, en concepto de ventas de mates y bombillas, vasos de vidrio, e indumentaria deportiva.
En un allanamiento realizado en la sede de calle Mitre de Central, la contadora informó que estas facturas (algunas emitidas a su nombre, y otras a Ruffino SAS) fueron rechazadas por carecer de las formalidades exigidas. Cabe destacar que según informe de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip), Bracamonte no registra compras informadas por indumentaria deportiva, uniformes, botines ni relacionados que decía vender.
Para dejar en claro el vínculo del club con el barrabrava, se secuestraron cheques emitidos por el Central y dirigidos a "Vanefra SRL" (otra de las firmas truchas de Pillin) por el valor de $36.100 y a la mencionada Ruffino SAS por $115.272,65. Asimismo se encontró un tercer cheque emitido por el canalla con un monto de de $660.030 dirigido a un socio suyo dedicado a la representación de jugadores de fútbol.
Durante la constatación del domicilio fijado para el funcionamiento de esta última, pudo apreciarse que allí funciona una Escuela de Danza Clásica y Moderna de nombre RO.D.A.I. Bracamonte también registró la constitución de una tercera empresa de nombre "Kabrasi", donde uno de sus socios es el representante Juan Carlos Silvetti, con la que también hizo negociados.
La Justicia de Cámara decidió ratificar la prisión preventiva del barra, "ante la discordancia existente entre el respaldo de sus actividades comerciales y el verdadero origen de los bienes que dispone y, su vinculación a delitos de amenazas coactivas contra personal del Club Rosario Central, hecho por el que fue condenado en fecha 7/12/09 a dos años de prisión efectiva, su evidente influencia y poder dentro del club, la utilización de sus empresas para adquirir bienes de lujo y transferir a su cuenta grandes sumas de dinero, la facturación de ventas que resultan al menos sospechosas".