La laguna La Picasa sigue completamente descontrolada, comiéndose todo a su paso. La Ruta nacional 7 quedó borrada del mapa, pese a las toneladas de piedras que se colocaron para protegerla.
Pasaron tres meses desde que se interrumpió la circulación en la vía que atraviesa Córdoba y Santa Fe al sur, y Buenos Aires al norte. Y después de tanto tiempo bajo agua, el futuro de la ruta se avizora sombrío.
Encima el agua no cede y como es posible observar en las imágenes, apenas si se ven los guarda rail en algunas zonas, pero pavimento y banquina han desaparecido.
El impacto económico que está generando este desastre natural es incalculable, ya que a las miles de hectáreas improductivas, y varias zonas aisladas, se le suma la imposibilidad de circular, lo que está matando al resto de los sectores productivos.