Los meses de febrero y agosto de 2020 se presentan como los más complejos desde el punto de vista financiero para la gestión del gobernador Jorge Capitanich ya que implicarán sendos shocks en el gasto, cuando la provincia está urgida de fondos para poder llevar adelante políticas públicas que apunten a la reactivación económica. Es que en esos meses están previstos los vencimientos de deuda pública más importantes en torno a unos 20 millones de dólares (o 1200 millones de pesos de acuerdo al MUIT) cada uno. Es el monto global de lo que se deberá pagar a los tenedores del bono 2024 por 250 millones de dólares que la Provincia del Chaco colocó en el mercado internacional en 2016 y al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil por el crédito para la obra del Segundo Acueducto del Interior.
El 10 de febrero vence la cuota del crédito del BNDES mientras que alrededor del 18 de febrero se deberá hacer frente a la cancelación del bono 2024 que la gestión de Domingo Peppo colocó a en agosto de 2016, a una tasa del 9,5 por ciento, la más alta pagada por una provincia durante ese año en el mercado internacional.
Así las cosas, a partir de esta serie de condicionamientos heredados, Capitanich deberá extremar las medidas para contener las posibles tensiones que se puedan generar durante un mes en que las finanzas provinciales estarán aún más restringidas de lo habitual.