El médico pediatra y gastroenterólogo, Eduardo Cueto Rúa, en diálogo con Radio Facundo Quiroga (RFQ), habló sobre las graves enfermedades que producen los snacks como chizitos, palitos, papitas y gaseosas que abundan en los cumpleaños infantiles. Los productos que están "muy bien diseñados y pensados" para generar placer sin saciar, y no aportan nada beneficioso al cuerpo. Señaló además la influencia de la "publicidad criminal". "Nuestra batalla es titánica", señaló, aunque "a los 14 días se metaboliza la angustia" y resulta más fácil dejar de consumir estos productos.
RFQ: ¿Qué considera que promueve esta cultura de la comida chatarra? "La publicidad de estos productos está muy bien estudiada y el producto está mucho mejor estudiado, es decir, se le da un sabor adictivo, se le da una crocantes adictiva", explica el pediatra. "Esto se descubrió hace más de 20 años, entonces se tomó 20 años la industria en provocar placeres con sabores crocantes. Investigadores han descubierto esto, y convierten alimentos crocantes al agregarle sal y azúcar, para que la cabeza, cuando mastica esto, tenga a algo parecido a un orgasmo galletitero, por lo que está diseñado y pensado por gente muy inteligente."
RFQ: ¿Qué se puede hacer para cambiar o concientizar sobre esto? "El agravante es que comen placenteramente, tienen fórmulas que son placenteras para el gusto, entonces usted le dice a un chico comete un sandwiche de miga y deja a la mitad es porque no lo quiere, en cambio cuando uno le da un snack se baja el paquetito, y ese paquetito tiene sal, azúcar, grasa y almidones, entonces usted tiene un espasmo cerebral cuando usted está comiendo esta basura, la madre no tiene que insistir come más, tiene que sacárselo, y como es un mandato en donde la mama dice que un día el chico no come, el chico no crece, hay un "mandato de hacerlo crecer", darle de comer, entonces los cumpleaños se compran sustancias que los chicos vayan a comer compulsivamente, gaseosas que van a tomar llenos de sed, pero gaseosas con cloruro de sodio, lo que es absurdo, porque no sacia la sed.