Investigadores de la UNNE estudiaron la situación epidemiológica de la infección humana por Toxacara en el nordeste argentino, a fin de relacionar las prevalencias halladas en distintas poblaciones de la región con las condiciones climáticas y socio ambientales. Se identificaron así diversos factores de riesgos para esta enfermedad llamada “Toxocariosis humana”, que es una infección accidental del hombre por parásitos del género Toxocara, que se encuentran en perros y gatos.
Los animales parasitados eliminan gran cantidad de huevos del parásito en sus heces y el hombre se infecta al ingerir huevos infectantes a partir del suelo contaminado. Los niños, al estar más en contacto con el suelo y con las mascotas están más expuestos a la infección, ya que pueden ingerir los huevos al llevar las manos sucias a la boca. Desde la Universidad Nacional del Nordeste, investigadores del Instituto de Medicina Regional y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura, a lo largo de 20 años realizaron numerosos estudios tendientes a mejorar el diagnóstico y a dar conocimiento a esta parasitosis. Para ello desarrollaron los métodos diagnósticos y estudiaron diversas poblaciones de niños y adultos en áreas urbanas y rurales.
Con el fin de comunicar los resultados encontrados a lo largo de dos décadas, el equipo de investigación integrado actualmente por la Dra. María Viviana Bojanich, Mgter. María de los Ángeles López y Mgter. Marcelo Medina, realizó una comparación de las seroprevalencias halladas en relación con los factores climáticos y socioambientales asociados a la enfermedad. Se recopilaron datos obtenidos entre los años 1998 y 2018, en diversas poblaciones de las provincias de Chaco, Corrientes y Santa Fe, haciendo un total de 1707 individuos.
Analizaron las variables edad, área de residencia, condiciones climáticas, nivel socioeconómico, características de la vivienda, acceso al agua potable y contacto con animales en el hogar en relación con la presencia de anticuerpos anti-T. canis, utilizando para ello una prueba diagnóstica (enzimoinmunoensayo), desarrollada por el mismo grupo, a partir de antígenos de cepas locales de Toxocara. Las seroprevalencias globales en cada población fueron: Niños de áreas urbanas de Resistencia (37,9%; N=206); Población adulta sana de Resistencia (38,9%; N=355); Niños de áreas urbanas carenciadas de Corrientes (61,5%; N=273); Comunidades aborígenes rurales y periurbanas de Chaco y Santa Fe (67,3%; N=245); Comunidad rural de Río Muerto (Chaco) (12,9%; N=155); Poblaciones rurales de la Provincia de Corrientes (48,8%; N=473).
De acuerdo a lo observado por los investigadores, la Toxocariosis humana se asocia a dos factores fundamentales: las condiciones climáticas favorables para el desarrollo del huevo infectante (calor y humedad), y a las pobres condiciones sociosanitarias de vida. Así, las poblaciones más expuestas son los asentamientos urbanos carenciados siendo los niños los más vulnerables, y en menor medida las poblaciones rurales, favorecidas por una mayor extensión del terreno, según explican la Dra. María Viviana Bojanich y la Dra. María de los Ángeles López, investigadoras a cargo del proyecto.
En niños, el mayor factor de riesgo fue el contacto con perros, seguido del hábito de geofagia (comer tierra). En poblaciones urbanas el principal factor de riesgo fue la vivienda sobre calle de tierra, y la prevalencia fue mayor en niños. En poblaciones rurales, un factor determinante fue el clima, encontrándose los valores más bajos en zonas áridas con escasez de agua. Las comunidades aborígenes mostraron altos valores de seropositividad, mayor en los asentamientos periurbanos. “Este estado de situación hace necesaria la implementación de estrategias de intervención y medidas sanitarias de control” concluyen los investigadores.
La “Toxocariosis” constituye un problema sanitario de gran interés, por varias razones: el perro, y en menor medida el gato, son compañeros habituales del hombre y están presente en la gran mayoría de los hogares. El parásito Toxocara es de distribución mundial y se lo ha encontrado en todas las regiones del mundo con frecuencia variable en los distintos países. Se trata de una enfermedad que tiene gran impacto en los niños, pudiendo cursar de modo inaparente en algunos casos como también dejar secuelas irreversibles en otros. En el hombre, el parásito puede afectar diversos órganos (hígado, pulmón, piel) pero la forma más temida es la toxocariosis ocular, que puede provocar pérdida de la visión e incluso ceguera.
El equipo de investigación de la UNNE constituye un grupo de referencia para el diagnóstico de esta patología en el NEA. A lo largo de dos décadas contribuyó al conocimiento y difusión de esta enfermedad y a su visibilidad como problema de salud pública, poniendo en evidencia la extensión de la infección. Asimismo, también contribuyó al desarrollo de métodos diagnósticos, puestos a disposición de los profesionales de la salud, y a evaluar la magnitud de esta problemática en la región.