Un vuelo que salió desde Aeroparque en Buenos Aires con destino a Esquel sufrió un inconveniente a 20 minutos del despegue. El avión tuvo que aterrizar en Ezeiza porque a un pasajero le explotó una batería recargable del celular.
Rápidamente se intentó sofocar el fuego con un matafuegos que había a bordo. Sin embargo, no lo lograron extinguir y por ello, metieron el celular adentro de un balde con hielo.
La situación generó un momento de tensión entre los pasajeros y se puso en marcha el protocolo de seguridad, por lo que se decidió desviar el avión y aterrizar en Ezeiza. Allí ingresó personal de bomberos y personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
El dueño del artefacto que explotó recibió atención médica por quemaduras en una mano. Tras verificar la situación, una hora y media después, el avión retomó el viaje con rumbo a Esquel, informó EQS.