La noticia corrió como un reguero de pólvora: después de varios años sin uso, se había alquilado el Castillo de Foti, uno de los edificios más emblemáticos de Rafaela, en Bv. Lehmann y Av. Ernesto Salva. Iba a abrir sus puertas como local nocturno a partir de este jueves, pero apareció una faja de “clausurado”, colocado por agentes de la Municipalidad de Rafaela.
En los primeros días proponían la división del público por edades: los jueves podían ir desde los 21 años en adelante, los viernes, para más jóvenes (más de 18) y los sábados, para los mayores de 25. Siempre había que concurrir con DNI. “Se avecinan grandes cambios. Las noches de Rafaela y la zona están evolucionando, y queremos que sean parte de este viaje. TODOS SOMOS EL CASTILLO.🏛”, cerraba un posteo.
Sin embargo, en las últimas horas, apareció un posteo de Cristian Capovilla, la cara visible del negocio, en donde mostró su descontento por una clausura municipal.
Contó que en la mañana de este jueves, lo clausuraron. “Estoy muy enojado con el proceder de la Municipalidad, me parece una total falta de respeto, una desfachatez y falta de predisposición por su parte”.
Si bien admite que los papeles para la habilitación “tal vez no en tiempo y forma”, afirma que “en ningún momento se intentó trabajar sin dicha habilitación, sé que el obligación tenerla”.
“Sinceramente, en muchos aspectos contamos con mucho más de lo que puede ofrecer cualquier lugar nocturno de la ciudad, y aun así, por lo visto la Municipalidad insiste en poner trabas a la nocturnidad en la ciudad. Después se preguntan por qué los jóvenes los fines de semana se van a otros lados, por ejemplo, Esperanza San Francisco, San Cristóbal, Súnchales..., después se preguntan por qué nadie quiere invertir en esta ciudad para generar eventos...”, sentenció
“‘El Castillo’ estuvo cerrado por más de 5 años y la Municipalidad nunca se preocupó por su estado o qué hacer con él. Siento que es evidente que como ahora dicho lugar está retomando su antiguo esplendor, vienen a trabarlo. Todo apunta que quieren una segunda recova o un museo que esté siempre cerrado al público, sin vida, pero ahí”, concluyó.
¿Por qué habla de la Recova? Porque el Castillo es uno de los lugares que está protegido por la Comisión de Patrimonio Urbano. Y el inquilino habría hecho remodelaciones al edificio sin tener la autorización de la Comisión para hacerlas. Vale destacar que la ordenanza de Patrimonio Urbano obliga al dueño al mantenimiento -principalmente- de la fachada del edificio y de algunas características. Pero no da ningún beneficio para que pueda afrontar los costos. Ante esto, la decisión es, básicamente, dejar que se venga abajo.
También lo que había pedido era una “factibilidad”. Es decir: saber si se podía o no abrir un local comercial con ciertas características. Pero eso no implica habilitación. Lo mismo pasó con el crematorio CCR.