La Asociación Pro-Ayuda Discapacitados de Rafaela (Apadir) ha decidido rescindir el contrato vigente con la Municipalidad de Rafaela. La institución ha informado que no continuará con el acuerdo.
Con la rescisión de este contrato, el municipio se encuentra en la tarea de determinar el futuro uso del espacio previamente ocupado por Apadir. En los próximos días, se evaluarán diversas propuestas y posibilidades para asegurar que este espacio continúe sirviendo a la comunidad de manera efectiva y beneficiosa para todos los rafaelinos.
“Agradecemos a todos los ciudadanos por su paciencia y comprensión durante este periodo de transición. Mantendremos a la comunidad informada sobre las decisiones y desarrollos futuros relacionados con este espacio”, aseguraron desde la Municipalidad de Rafaela.
Un pasado polémico
La historia de APADIR con ese predio tiene un pasado polémico. A través del decreto N° 32949 del 16 de noviembre de 2010, APADIR prestaba servicios comerciales complementarios al destino original, que era un complejo deportivo, cedido por la Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado (ADIF).
Esto estaba permitido por el artículo 10° ter, segundo párrafo, de la ley N° 24.416, estableciéndose un factor de ocupación del 5% sobre el total de la superficie transferida, posibilitando de esta manera un uso compartido de inmueble hasta una superficie de 265 metros cuadrados.
De acuerdo a la ordenanza 4410 del 9 de diciembre de 2010, APADIR quedaba habilitado para poner “en funcionamiento en tal superficie un local e instalaciones para kiosko y actividades afines, obligándose la misma a efectuar el cuidado, vigilancia y mantenimiento que erija en dicho predio”
Lo cierto es que no se construyó un kiosko, sino un boliche bailable, llamado Chaskona. Y no lo hizo la institución, sino que lo había tercerizado, en uno de los socios del presidente de APADIR. Esta situación causó una fuerte polémica, primero en el Concejo Municipal, porque lo hecho no coincidía con el texto de la ordenanza. Incluso, se llegó a preguntar en la Justicia si no había una ilegalidad. Pero finalmente, se comprobó que no.
Lo cierto es que, con el paso del tiempo, el mantenimiento del lugar era demasiado oneroso para la entidad de bien público, dado que tampoco resultó redituable. Lo cierto es que ahora, APADIR decidió dar de baja directamente el convenio y le traslada por completo la responsabilidad del mantenimiento a la Municipalidad e Rafaela. Claro que queda una duda: ¿qué pasará con el edificio que está allí?