Días atrás una tortuga verde juvenil (Chelonia mydas) fue rescatada y liberada en las aguas del estuario de Bahía Blanca. El ejemplar había quedado enmallado en redes de pescadores artesanales y se encontraba alimentándose en la zona.
Tras ser atendido durante varios días en el Centro de Rescate fue devuelto a su hábitat natural.
Lucrecia Díaz, integrante del grupo Quelona (centro de rescate y rehabilitación de tortugas marinas que funciona en la Universidad Nacional del Sur), explicó el proceso de rescate y rehabilitación: “La tortuga queda enmallada en redes de pescadores artesanales, y cuando ellos la encuentran, nos avisan para que podamos ir a recibirla”.
Para el rescate del animal fue fundamental el aporte del pescador Cristian Maciel, quien alertó a los rescatistas y se los entregó; lo que suele ser una práctica habitual en esta situación.
Cómo es la atención en el Centro de rescate
Díaz explicó el procedimiento: " “Lo primero que se hace es levantar la cola y ponerla a 45 grados para que empiece a vomitar todo el agua que tragó. Luego, la pasamos a una pileta para que normalice su estado, ver si tiene flotabilidad y si consumió plásticos”.
En este caso, la tortuga no presentó flotabilidad, lo que indicaría que no había ingerido plásticos, aunque no se pudo confirmar definitivamente. “Por suerte, no tuvo flotabilidad, lo que nos permite deducir que no consumió plásticos. Todo está en condiciones para que hoy sea liberada”, agregó.
Ante la circunstancia de un período de rehabilitación corto, “tratamos de devolverla al mismo lugar para que pueda seguir con su vida en la zona donde estaba”, explicó Díaz.
En casos donde la rehabilitación es más extensa, se busca liberar al animal en un lugar cercano a su ruta migratoria, dependiendo de la época del año.