Reclamos sin respuestas, batallas judiciales, incertidumbre, 26 rescatistas sin su trabajo en las playas y frases como “o aceptan el sueldo o no van más a trabajar”: el problema que aqueja a los guardavidas de Monte Hermoso que inició en 2020 y que aún está sin resolver.
El conflicto comenzó cuando el Municipio, que estaba a cargo del exintendente y actual diputado Alejandro Dichiara, despidió a 13 trabajadores en marzo, luego de que exigieran mejores condiciones laborales y un aumento salarial acorde su trabajo, considerado como una “actividad de alto riesgo”, según la Ley provincial N°14798.
“Eran 75 guardavidas en el plantel, varios reclamando y echaron a 13 por ser las caras visibles del reclamo ante la Ley N°14798″, comienza a explicar Nicolás, uno de los rescatistas que trabaja desde hace 10 temporadas en la localidad balnearia.
“Estaba enardecido porque además era una cuestión de seguridad. Se estaba echando a grandes referentes que tenían 15 o hasta 17 temporadas hechas, que eran los que tomaban muchas decisiones, y yo pensaba ‘va a pasar algo con la gente’”, recuerda indignado. Incluso hasta hoy, dos años después, se pregunta en voz alta, el verdadero por qué.
“Acá, no se cumplían las condiciones laborales. Trabajábamos menos meses, los materiales de trabajo nunca eran los adecuados, y si se trabajaban horas extras, no se pagaban”, narra Nicolás, quien al igual que su padre, eligió la ciudad turística para desarrollarse profesionalmente.
Cabe destacar que, la normativa indica que la jornada laboral es de 6 horas para “asegurar una adecuada y permanente vigilancia y seguridad a los bañistas”.
Según lo establecido, la temporada contempla 150 días de trabajo. No obstante, y de acuerdo al relato de quienes ejercieron esta actividad en Monte Hermoso, los trabajos como guardavidas iniciaban en diciembre, en lugar de comenzar en noviembre.
Ladislao se dedica a la profesión desde 1994. Fue rescatista durante la temporada cuatro veces en la ciudad y también resultó ser despedido por defender sus derechos.
“Mi primera temporada como guardavidas la hice en el año 1996, volví a hacerlo en la temporada 2018-2019 y en ese reencuentro con esta profesión descubrí que ya vivía en el lugar que quería y ahora había encontrado la profesión que quería ejercer el resto de vida”, cuenta.
Y prosigue: “En la temporada 2019-2020 fui guardavidas también pero en el natatorio municipal. En 2020-2021 regresé a trabajar en la playa y con motivo de la unión de los trabajadores guardavidas en defensa de nuestros derechos laborales, de la seguridad pública en la playa y del cumplimiento de la Ley 14798, fui despedido. No solo fui despedido de la playa, sino que también del natatorio municipal donde durante el año era guardavidas, instructor de natación y entrenador”.
Después de que el Municipio decidiera apartar a los guardavidas de su trabajo, acudieron a la justicia. “Iniciamos una demanda judicial y pedimos una medida cautelar que, después de haber sido rechazada en primera instancia, tuvo acogida en la instancia de apelación. La Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo con asiento en Mar del Plata ordenó al Municipio que nos contratara para la temporada en curso 2021-2022. Lo resuelto se fundó en la verosimilitud de nuestro derecho y en que los haberes a percibir constituyen un derecho alimentario. Esto es, con este sueldo comemos, vivimos”, argumentó Ladislao.
Finalmente, debieron ser reincorporados pero no se cumplió exactamente con la orden judicial. “El Municipio nos contrató a partir del 10 de diciembre cuando la ley fija el inicio de la temporada el 15 de noviembre de 2021. Es decir, nos quitaron casi un mes de trabajo y así, nos obstaculizaron nuestro derecho alimentario ya ganado en el fallo”, explica.
Además, en lugar de recuperar su empleo anterior, fueron reubicados en piletas, en la Laguna Sauce Grande y en campings municipales, en donde les pagaron una suma mensual de $23 mil.
Pero el dilema no termina. Es que también llamaron -esta vez, conforme al artículo 18° de la ley provincial- a un concurso público para convocar a nuevos guardavidas. La sorpresa fue que ninguno de los trabajadores que habían exigido un aumento anteriormente, fue llamado para esta última temporada.
“No nos iban a llamar, nos preocupamos. Una cosa es no empezar en noviembre cuando inicia la temporada, pero otra cosa es no trabajar ni siquiera en diciembre, que no me llamaron. Esperé, esperé, conforme a los otros 13 compañeros”, cuenta Nicolás.
La respuesta que les dieron fue que, simplemente, no les “renovaron el contrato”.
De esta manera, ya son 26 en total los guardavidas que no recuperaron sus puestos de trabajo en la playa.
Por su parte, Ladislao, agrega: “Supimos que nuestro sueldo, el de quienes estamos reincorporados por la medida judicial, es un cuarto de lo que cobran nuestros compañeros de playa. De modo tal que una vez más desoyeron la medida judicial afectando nuestro derecho alimentario”.
Sin embargo, según trascendió, los actuales guardavidas de las playas de Monte Hermoso no escapan a los “avisos” del poder. “Miren lo que les pasó por reclamar a estos”, serían los mensajes personales que reciben.
A pesar de la preparación, la experiencia, las capacitaciones y la trayectoria, los rescatistas no fueron convocados para trabajar durante esta temporada de verano.
Sin embargo, se las rebuscaron para salir adelante y afrontar los gastos básicos. Changas, tareas de jardinería y sereno de un hotel en la costa son sus actividades momentáneas hasta que el conflicto se resuelva.
“Tormento, persecución, acoso” es lo que sienten los guardavidas ante esta situación de nunca acabar. “Es inexplicable que en el camino del reconocimiento de nuestros derechos, recibamos del Estado municipal, recuerdo que el ‘Estado’ es una organización política constituida en búsqueda del bien común, semejante maltrato, acoso laboral y persecución sindical”, comenta Ladislao.
Y concluye: “Sentí así una profunda decepción porque la gente que tanto había confiado en mí, me veía ahora como un enemigo simplemente por pelear por mis derechos”.