La incertidumbre sobre el futuro político de la Argentina comenzó a disiparse con los resultados preliminares que arrojaron las elecciones del domingo, en las que el postulante del oficialismo Sergio Massa dio un verdadero batacazo para ponerse al frente de una carrera presidencial que aún deberá definir en balotaje con su rival libertario Javier Milei.
Con el 92,3% de las mesas escrutadas, el candidato a presidente por la coalición oficialista Unión por la Patria (UP) conseguía el 36,7% de los votos, seguido por el postulante de La Libertad Avanza (30,1%). En tanto, detrás y ya fuera de la contienda quedaron los aspirantes de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich (23,8%); de Hacemos por Nuestro País, Juan Schiaretti (6,9%), y del Frente de Izquierda y Trabajadores, Myriam Bregman (2,6%).
Aunque la batalla central seguirá abierta hasta el 19 de noviembre, cuando se celebrará la segunda vuelta, el pronunciamiento en las urnas permitió vislumbrar con mayor claridad la inédita configuración del mapa de poder que predominará en los próximos cuatro años.
La falta de controles absolutos pondrá a prueba la capacidad del próximo Presidente para constituir los acuerdos necesarios ante las urgencias del acuciante frente económico y social.
La de Massa fue una verdadera sorpresa porque logró sumar 9 puntos respecto a las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en las que quedó en tercer lugar (con el 27,2%). Es que el candidato y ministro de Economía mejoró su performance en un contexto marcado por la indómita marcha de la inflación y la creciente desconfianza sobre el futuro que se plasmó, sobre todo, en los incesantes saltos del dólar.
El propio Massa reconoció, luego de sufragar, que aquel que gane las presidenciales “en diciembre va a tener que resolver un sinnúmero de problemas”. Basta con repasar algunos guarismos para contemplar la dimensión del drama: los precios avanzan a un ritmo superior al 138% interanual, la pobreza aumentó al 40,1% en el primer semestre de 2023 y afecta al 56,2% de los niños, el Banco Central afronta serias dificultades para fortalecer sus reservas (más allá de la reciente asistencia con el swap con China), el dólar se negocia en torno a 1.000 pesos y la brecha se torna insostenible.
La mejora en la performance la consiguió con una intensa campaña que realizó sin Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que incluyó mensajes para alertar que las propuestas de los adversarios supone un “salto al vacío” y acciones directas para tratar de mejorar el humor social a través de asistencias económicas. “Campaña del miedo” y “plan platita”, según las interpretaciones de la oposición.
Fue una epopeya también para una coalición oficialista en la que reinan las tensiones, tal como lo expuso la vicepresidenta Cristina Kirchner luego de votar: “Siempre el que decide es el Presidente, yo no fui escuchada”.
La victoria de Massa se explica además por la buena performance con la que el kirchnerismo logró la reelección del gobernador Axel Kicillof en el territorio bonaerense, clave en las contiendas electorales. El ladero de Cristina Kirchner se impuso con más del 45% de los votos y una diferencia de alrededor de 20 puntos sobre su principal rival, Néstor Grindetti, de Juntos por el Cambio.
Milei mantuvo su desempeño (en las PASO sacó el 29,8%) y no logró evitar la segunda vuelta, a pesar de las expectativas que manifestó al cierre de su campaña. Su mano a mano con Massa abre nuevas incógnitas, sobre todo para su cruzada anti casta política descalificada por la falta de estructura territorial.
En el balotaje será determinante lo que suceda con Juntos por el Cambio tras el derrumbe que protagonizó Patricia Bullrich (perdió más de 4 puntos respecto a las primarias) y que la sacó de la carrera presidencial. El revés constituye un argumento para quienes ponen en tela de juicio la continuidad de la coalición, tal como se la conoce actualmente.
En las próximas semanas, cualquier movimiento será relevante. Para los libertarios porque tratarán de capitalizar los puntos de encuentro que tuvieron con Bullrich (bajo la premisa de terminar con el kirchnerismo y sacar al país de la crisis) y los gestos que el expresidente Mauricio Macri tuvo con Milei.
El propio Milei lo anticipó en el discurso que brindó desde su búnker: “Durante todos estos meses, la campaña hizo que muchos de los que queremos un cambio nos viéramos enfrentados. Por eso hoy yo vengo a dar por terminado ese proceso de agresiones y de ataques. Estoy dispuesto a barajar y dar de nuevo con el objetivo de terminar con el kirchnerismo”, lanzó el liberal luego de felicitar a los referentes del PRO Jorge Macri y Rogelio Frigerio, por sus desempeños en CABA y Entre Ríos, respectivamente.
Bullrich pareció liberar el camino. “Los valores de la lucha contra la corrupción de un país que debe abandonar el populismo si quiere crecer y terminar con la pobreza son los valores que llevamos adentro”, dijo, escoltada por su compañero de fórmula Luis Petri, el expresidente Macri y otros referentes del espacio.
Y se ocupó de ratificar sus críticas directas contra Massa. “No voy a felicitar que vuelva al poder quien ha sido parte del peor gobierno de la Argentina”, señaló.
Massa no se quedó atrás y apuró los mensajes para tratar de sumar al electorado que perdió la opción de JPC y de otros sectores como los que lidera Schiaretti y que encontraron en el kirchnerismo un límite.
“Quiero hablarles a los que votaron en blanco, a los que se quedaron en su casa, que la eligieron a Myriam (Bregman), a Juan (Schiaretti), a miles y miles de radicales que comparten con nosotros valores democráticos como la educación pública, independencia de poderes, construcción de valores institucionales, pero también a los que eligieron otra opción, los que quieren una Argentina en paz, con orden, que quieren certezas. A todos ellos quiero decirles que voy a hacer el mayor de los esfuerzos para ganarme su confianza en los próximos 30 días”, manifestó.
Es de suponer que JPC hará valer en eventuales acuerdos la privilegiada posición territorial que consiguió en las últimas elecciones y que el domingo parecía ampliar con la ventaja que Rogelio Frigerio conseguía en la carrera por la gobernación en Entre Ríos. Si se confirma ese resultado y Jorge Macri triunfa en el balotaje que tendrá con el radical kirchnerista Leandro Santoro en la Ciudad de Buenos Aires, la coalición opositora conducirá 10 de las 24 jurisdicciones.
Un capítulo aparte en los comicios fue el de la participación que, según los datos preliminares, se ubicó en el 74% del padrón. De confirmarse el número, se trataría del nivel más bajo de concurrencia en una elección presidencial desde el retorno de la democracia.