Horacio Rodríguez Larreta no lo dice abiertamente, pero se prepara para competir dentro de Juntos por el Cambio contra el expresidente Mauricio Macri. La figura del exmandatario es una sombra presente en este largo camino que el alcalde porteño inició hace meses –que incluye visitas semanales al interior del país– y que tiene como objetivo final la postulación presidencial de 2023.
El alcalde porteño insiste con su planteo de construir una “gran base política” para soportar el peso de las “fuertes transformaciones” que, asegura, deben hacerse para sacar a la Argentina del estancamiento. Habla de coalición de gobierno “fuerte” y “amplia”. Remarca, asimismo, que esa ampliación “no es con todos”, dejando afuera al kirchnerismo, con quien “no nos vamos a poner de acuerdo en el modelo de país”.
Rodríguez Larreta también se quejó y cuestionó al Gobierno nacional por su intención de eliminar las Paso.
–Mauricio Macri dijo que intervendrá en la interna del PRO en caso de que usted o Patricia Bullrich no representen un cambio genuino. ¿Qué quiso decir Macri con eso?
–El apoyo que importa es el de la gente. Yo trabajo para eso. Para mí, el cambio de verdad es el que le transforma la vida a la gente. En eso trabajo todos los días en la Ciudad de Buenos Aires. Gracias a ese cambio, tenemos la tasa de delitos más baja de la historia de la ciudad. Gracias a eso hicimos una diferencia grande en lo educativo, manteniendo las escuelas abiertas; es el cambio que vale, el real y concreto en la vida de la gente. El que hicimos en salud y que nos permitió sortear la pandemia.
–¿Se prepara para una competencia interna que incluye a Macri por la candidatura presidencial?
–Mi decisión de competir no depende de lo que haga Macri ni nadie. Con Mauricio trabajo desde hace 20 años, tengo una buena relación. Nos respetamos. Pero mi decisión no pasa por la decisión de terceros.
–No es lo mismo el escenario de competencia interna si está o no Macri, por lo que representa.
–Ningún escenario es igual a otro. Sea cual sea el escenario en términos de otros postulantes, eso no va a cambiar ni condicionar mi decisión.
–No hay unanimidad de posturas en el Frente de Todos, pero hay sectores que presionan con la posibilidad de que no haya Paso en 2023. ¿Cómo puede afectar eso el proceso interno de Juntos por el Cambio?
–El proceso, para que sea legal, es con Paso. Si no es con Paso, es porque hubo trampa.
–¿Por más que pase por el Congreso?
–No se puede cambiar la ley electoral en el medio de la elección. Es como que cambiemos las reglas del fútbol para el Mundial que empieza en dos meses. Eso no es institucional. Está mal eso y tenemos que hacer todo lo posible para que no cambien las reglas y esperamos que no haya gente que sea funcional al kirchnerismo y los acompañe en esto, porque está mal. En cualquier caso va a elegir la gente. Así fue en 2021 y funcionó muy bien en Córdoba y en todo el país.
–Y si no llegara a haber Paso, ¿cómo se definen las candidaturas?, ¿piensan en una interna abierta?
–Nosotros vamos a sostener nuestra unidad y proponer una alternativa ganadora sea cual sea la situación. Lo que corresponde es que sea con Paso.
–Usted habla de unidad, que se mantuvo, pero otra cosa es un gobierno de coalición. Cambiemos gobernó con una coalición parlamentaria, pero no de gobierno. ¿Cambiaría eso ahora?
–Ese punto es clave. Creo que, más allá de cómo sea la fórmula, tenemos que construir una coalición de gobierno, porque el nivel de transformación que la Argentina necesita es muy profundo y amplio, es un cambio cultural de verdad. Y eso requiere de un apoyo político muy fuerte y sólido, empezando por la consolidación de que la coalición electoral sea una verdadera coalición de gobierno. Y aún así buscamos seguir ampliando, porque se requiere de un apoyo político más amplio, que, aclaro, no es con todos. Nunca es la unanimidad. Con el kirchnerismo no nos pondríamos de acuerdo respecto del modelo de país que queremos.
–Habla de ampliar. ¿Qué sectores políticos se podrían sumar?
–No voy a poner nombres para adelante, pero sí los cuento para atrás. En la última elección sumamos a (Ricardo) López Murphy en la Capital, a Margarita Stolbizer en la provincia de Buenos Aires; en cuatro provincias fuimos con candidatos de perfil peronista y se sumaron independientes como Facundo Manes y Carolina Losada. Hubo un proceso de ampliación y hay que continuarlo. No quiero poner nombres para no generar especulaciones, pero tenemos la actitud de ampliar.
Las reformas en la que piensa Larreta
–Cuando habla de transformaciones imaginamos que se refiere a reformas en materia laboral, previsional y tributaria. ¿La gran pregunta es con qué apoyo político se hace todo eso?
–Si vos considerás que para lograr el objetivo, que es la transformación de la Argentina, hay una condición que es sine qua non, la tenés que conseguir. Si yo me empiezo a cuestionar de antemano si se puede, ya perdí antes de empezar. Hay que conseguir el apoyo más amplio posible porque de lo contrario no hay transformación y, peor aún, no hay transformación sostenida en el tiempo. Porque puede haber un impulso inicial de reforma. En el año 58, (Arturo) Frondizi fue un impulso de transformación fenomenal en Argentina, pero no se pudo sostener. Cuatro años más tarde cambió el gobierno y rompieron los contratos de petróleo. De qué sirvió. Una linda anécdota para contar, pero no cambió la realidad.
–¿Qué reformas cree que se deben hacer?
–Primero, estabilidad económica. Sin estabilidad monetaria y cambiaria, no hay nada. Con este nivel de inflación, no hay país que funcione.
–Eso requiere un ajuste, la palabra maldita para una campaña.
–Eso requiere muchas cosas. Una de ellas es un proceso de convergencia de equilibrio fiscal. Claramente, no se puede gastar todos los años más de lo que ingresa. Eso no existe. Pero con eso solo no alcanza. Tenés que hacer una actualización del sistema laboral, tener un sendero de baja de impuestos, hay que tener una inteligente apertura de la Argentina al mundo. Tenemos que duplicar las exportaciones en un período de gobierno. Eso es posible. Si hacés eso, te olvidás del problema de los dólares por años. Tenés que federalizar la Argentina. El nivel de concentración de recursos que ha hecho el kirchnerismo y el gobierno nacional es fenomenal.
–El interior dice eso pero pensando en los recursos que se quedan en la Ciudad de Buenos Aires.
–Es que no es en la Ciudad de Buenos Aires, es el Gobierno nacional. Acá la discusión es con el Gobierno nacional, que se chupó todos los recursos para condicionar políticamente. Hay provincias que reciben el 70 u 80 por ciento de sus ingresos de fondos nacionales. Eso se parece más a una delegación que a una provincia autónoma.
–Nos referíamos a la masa de subsidios que se quedan en Caba y no llega al interior.
–Los subsidios, en la torta de plata que se maneja, sigue siendo pequeña.
Las elecciones en Brasil y el impacto en la Argentina
–¿Cómo analiza lo que está pasando en Brasil en función de lo que representa para nuestro país esa economía?
–No puede ser que la relación con el principal socio comercial la hagan dependiente de la posición ideológica del gobierno o que quieran hacer política interna en tu relación con tu socio comercial. Esa es una barbaridad del gobierno argentino. Hay que relacionarnos con Brasil con el presidente que los brasileños elijan. No podés tener mala relación. Nosotros tenemos que trabajar con el que sea y son los brasileños los que tienen que terminar de definir. Vi una campaña de mucha violencia que me preocupa. Hay una profundización de la grieta muy grande.
–¿Teme que ese escenario de grieta extrema se reinstale aquí y lo afecte electoralmente, al tener usted posiciones más moderadas?
–Voy a trabajar para que eso no suceda porque estoy convencido que la grieta nos lleva al fracaso. Si la grieta se vuelve a profundizar en la Argentina, y es la que condiciona la elección, volvemos a fracasar.
–¿El peronismo puede llegar a una conclusión del mismo tipo?
–No hay una posición común en el peronismo a nivel general. Hay posiciones muy extremas en el kirchnerismo y La Cámpora, que profundizan eso todo el tiempo. Lo vimos claro con la reacción que tuvieron ellos con el atentado a la vicepresidenta. Yo salí a repudiar fuerte al minuto y lo sigo repudiando. Pero la actitud de ellos de empezar a buscar culpables, apuntar al otro... El presidente perdió una oportunidad histórica de llamar a la unidad y no lo hizo.
–¿Cuál es su receta para abordar la protesta social?
–Primero, desintermediarla. Hay que desintermediar los planes sociales. La asistencia social la tiene que dar el gobierno. La decisión de a quién asistir y a quién no es del gobierno. Darle la posibilidad de decidir quién recibe un plan o no a las organizaciones, que claramente son políticas, porque después van y ponen diputados, es tercerizar la ayuda social. Si le sacás el poder de intermediación, baja muchísima la protesta. Hay protesta genuina, pero hay mucha otra que es inducida por las organizaciones que las condicionan. Protestas hay en todo el mundo, lo que no hay es la frecuencia que hay acá, porque las organizaciones tienen un poder de extorsión muy grande.
–En Buenos Aires pareciera que se acostumbraron a vivir con cortes de calles. ¿Qué se puede hacer?
–No se puede pretender resolver la protesta y el desencanto social de un país entero desde la política de orden público de una ciudad. Es un tema nacional y de política social que sucede en Buenos Aires porque somos la capital del país. Y la política que ayuda a darle poder a esas organizaciones es nacional.