Javier Milei obtuvo una victoria contundente, por casi 12 puntos, sobre Sergio Massa, imponiéndose en casi todos los distritos del país. La amplia diferencia puede resultar inesperada, pero no la posibilidad de que Argentina ahora avance hacia una agenda de cambio profundo, como es la propuesta de La Libertad Avanza. El cambio y el hartazgo con el fracaso kirchnerista primó por sobre el miedo a lo desconocido.
Argentina no tenía por qué ser la excepción de un fenómeno que ya se dio en otros países de la región y del mundo. El creciente rechazo de la ciudadanía sobre los partidos políticos tradicionales se impuso, incluso frente a un aparato peronista que llevó a cabo la campaña electoral más costosa de la que se tenga registro en la región. Todo con fondos públicos, violando de manera serial el Código Electoral y otras normativas que regulan las elecciones en democracia.
El desafío ahora para Milei es gigantesco, ya que tendrá minoría en ambas cámaras, incluso con el apoyo del PRO. Deberá intentar construir una nueva coalición, sobre las cenizas de Juntos Por el Cambio. Todo en el marco de una situación económica y social calamitosa y con un nuevo líder que no tiene trayectoria política y desconoce el funcionamiento del Estado.
Será clave que Milei sepa rodearse rápidamente de funcionarios capacitados y que logre articular consensos básicos para asegurar la gobernabilidad en la primera etapa de su gobierno, que no caben dudas será la más crítica. Una verdadera prueba de fuego para él y para todos los argentinos.