Con la brújula rota, navegar es muy complicado. Cuando hay noche despejada y se ven las estrellas, la brújula no hace falta tanto, pero cuando está nublado debemos recurrir a astrolabios o al artefacto de los olmecas. Los modernos satélites que abastecen al GPS también suelen confundir. Lo mismo le acontece a todos los instrumentos de medición de la opinión pública.
La geografía ha cambiado tanto que hasta los viejos y buenos baqueanos se desorientan. En todo equipo político bien conformado siempre había un sabueso que olía la calle de una manera especial y al que no lo confundían los microclimas de la política.
La agenda de estos últimos días huele a chocolate y numerología de todo tipo y color. Los dislates de los recursos públicos en teoría deberían ayudar al león, ya que son una hermosa muestra de que la casta existe, aunque… parece que no es taaaaan sencillo. ¿Afectará esto al oficialismo? Difícil. Todo lo que tenía para perder vía falla ética, ya lo perdió hace mucho. Obvio, tampoco lo ayuda. Pero ¿afecta esto a la oposición que hasta ahora habló muy bajito? Mmmm… que se sospeche que hay un modus operandi en todos los espacios, no es lo mismo que pruebas concretas y conexiones políticas. De modo que por ahora me abstengo de atribuirle incidencia, lo cual no significa que no pueda haber un martes 13.
Estas cuestiones relativas a la ética pública cuando aparecen en campaña 1) siempre están teñidas de sospecha en función del momento en el que aparecen, lo cual lleva a mucha gente a pensar que hubo un interés específico; 2) opera en varios segmentos una reflexión “igualitaria”: corrupción en la política y el Estado hay siempre, nadie es un santo; y 3) los núcleos duros no lo creen o no le prestan atención dados los puntos 1 y 2. Por consiguiente: el impacto es relativo. Veremos si la película evoluciona o se estanca de novedades (lo cual contribuye a que el impacto sea nulo).
En ese sentido, hay varias cosas que vienen sucediendo en el escenario que rodea a las campañas y que no pasan de lo anecdótico para la gran mayoría de los votantes. Solo van de ejemplo dos:
1) El debate de los vicepresidenciables: los debates sobre los número 1 habitualmente llaman poco la atención, imagínense sobre los acompañantes; y
2) El acto de Cristina: puramente dirigido a los dirigentes y militantes, con definiciones conceptuales para que los propios no se confundan.
Mientras Patricia Reina acelera con la Patoneta, se cuelga cucardas por los triunfos cambiemitas provinciales tres domingos seguidos. Los vaqueanos que en la post primaria la vieron desorientada y sin energía, ahora la ven con más pilas y dando los abrazos políticos que debería haber dado hace rato: Horacio, María Eugenia, los gobernadores. Preferible tarde que nunca.
Una de sus mayores virtudes es saber jugar fuerte. Esta semana puso a circular dos nuevos spots. Uno es sobre educación –tema muy relevante para su público- pero el que más ruido hizo fue sobre la propuesta de construir un penal de alta seguridad para narcos y corruptos, idea no muy novedosa, pero que despertó polémica por el nombre que le pondría a dicha prisión. Más allá de ese detalle, lo más relevante para la campaña es que dijo cosas más concretas que permiten darle una identidad más sólida a una campaña que arrastra interrogantes sobre los conceptos estratégicos elegidos: el orden y terminar con el kirchnerismo. Esto ya lo hemos analizado en ediciones anteriores de esta columna. ¿Está demasiado coacheada y ha perdido espontaneidad? Es otra pregunta que circula en su entorno.
El libertario canceló una entrevista con CNN a último momento en estos días. Se rumorea que lo quieren guardar 10 días (o sea hasta el primer debate). ¿El personaje necesita prepararse y se aisló? ¿se estancó? ¿está corriendo riesgo de bajar? ¿o está regulando su presencia para generar más expectativa este domingo 1 de octubre? Sería seguir la famosa recomendación de Menotti (a quien el león no quiere, porque él es bilardista): para saber entrar, hay que saber salir. Mientras, va bajando cartas de a poco, como el historiador Ocampo (que le bajó el precio a San Martín) para acabar con el Banco Central. Hasta sus voceros se están ausentando de los medios 1) ¿para no contradecirse entre ellos?, 2) ¿porque algunos de ellos se decepcionaron con el líder?
Sergio Tomás Copperfield ya no puede anunciar más beneficios porque la ley se lo prohíbe, si no, hubiese seguido hasta el mismo día de la elección. Está generando algo muy importante para la tropa: la sensación de que está dejando la vida en esta campaña, que está súper comprometido con el objetivo, y que se tiene una confianza infinita. Volviendo a la analogía futbolera: Bilardo siempre decía que los jugadores en una final tenían que salir rotos, que no pudiesen ni caminar. Esta percepción de entrega total tarde o temprano se termina transmitiendo a las bases, y de ahí a los votantes. No es menor. Hasta dirigentes de La Cámpora que lo consideran un cuerpo extraño al proyecto, empiezan a admirarle la energía que le pone. Todos le admiran su astucia: la medida que tomó el Banco Central el lunes y perjudicaba a Mercado Pago, duró solo 48 horas; él en persona anunció que se retrocedía y que además había negociado una reducción en las comisiones que las fintech les cobraban a los comercios. No deja pelota sin cabecear.
Dado lo disruptivo del escenario, los dos debates presidenciales pueden tener una incidencia que las veces anteriores no hubo, debido a la expectativa que generará un eventual show de Milei. Probablemente tendrán más rating, lo cual ya ayudará a que lo que suceda se instale con más fuerza. Al final de cuentas, la línea de largada entre los tres principales quedó bastante pareja.
¿Ayudará la numeróloga que había contratado el Banco Nación a despejarnos algunas dudas? Ya que le pagamos los contribuyentes, podría darnos alguna pista para el Telekino o el valor del dólar futuro. ¡Dale Pitty, tiranos el resultado de la elección!