Sin desplantes groseros, pero tampoco dispensándose gestos afectuosos, Alberto Fernández y Cristina Kirchner compartieron una actividad oficial después de nueve meses. La última vez fue el 3 de junio del año pasado, para celebrar el centenario de YPF. En aquella oportunidad, la vicepresidenta instó -casi como un reto- al presidente a “usar la lapicera”.
Hubo otro encuentro después, pero no fue oficial: a horas del intento de asesinato del 1 de septiembre pasado, Alberto Fernández visitó a Cristina Kirchner en su casa de la Recoleta.
Tal como ordena el protocolo, ayer la vicepresidenta fue al encuentro del presidente cuando éste llegó a la explanada del edificio del Congreso. Hubo un beso de cortesía y nada más y hasta Cristina Kirchner se mostró más demostrativa en el saludo a Agustín Rossi, el jefe de Gabinete. Después los dos firmaron el Libro de Honor y compartieron una foto con la diputada Cecilia Moreau y la senadora María Cristina Abdala, las autoridades de las dos Cámaras.
La frialdad continuó en el recinto. Cristina Kirchner siguió el discurso con el rostro serio, sin expresar su acuerdo (tampoco su desacuerdo) con los dichos presidenciales. Quizás la excepción fue el gesto aprobatorio que se le vio cuando Fernández repudió el intento de magnicidio y pidió su investigación.
El presidente no dejó afuera de su discurso a la vicepresidente, sino más bien hizo varias alusiones, aunque, posiblemente, no las reclamadas por el kirchnerismo.
“Quiero señalar en este instante de revalorización de la democracia que hace seis meses estuvimos frente a unos de los episodios más desgraciados vividos en estos 40 años como fue el intento de asesinato de nuestra presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner”, dijo Fernández, a poco de iniciar su discurso. La mención fue muy aplaudida pero solamente por los diputados y senadores del Frente de Todos.
Dejó en claro su reclamo: “Frente a todos ustedes -dijo el presidente- vuelvo a exigir hoy a la justicia que profundice la investigación de aquel hecho, juzgue y condene a quienes fueron los autores materiales e intelectuales de ese intento de homicidio”. La transmisión televisiva por cadena nacional tomó las caras de los dos jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que asistieron, el presidente Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.
En un mismo tono, el presidente le pidió a la justicia que actúe, en la causa del intento de magnicidio, “con la misma premura con la que archiva causas en la que jueces, fiscales o empresarios poderosos asoman como imputados”.
“Fui el que estuvo al lado de Cristina cuando es perseguida injustamente y el que reclama y hace todo lo republicanamente posible desde hace años para que la justicia vuelva a abrazar el derecho y deje de servir a factores de poder persiguiendo a quienes representan el pensamiento popular”, se auto-reivindicó Fernández. Pareció replicarle al kirchnerismo cuando dijo que con su “moderación” enfrentó a los acreedores privados y le puso “freno a los condicionamientos que el Fondo Monetario Internacional le había puesto al gobierno” que lo precedió.
También mencionó a la vicepresidenta al destacar la situación que atraviesa YPF. Recordó “la nacionalización que se llevó adelante durante la presidencia de Cristina Fernández Kirchner”.
En los días previos a la Asamblea Legislativa, desde el kirchnerismo se multiplicaron las quejas contra el albertismo, después de que algunos funcionarios leales al presidente relativizaran la situación de proscripción que los primeros dicen que pesa contra Cristina Kirchner, tras la condena judicial que le impuso la inhabilitación para ejercer cargos públicos denuncian los primeros.
Alberto Fernández no eludió el tema. Sin mencionar la palabra “proscripción”, denunció que se busca la “inhabilitación política” de Cristina Kirchner. El presidente denunció la existencia de una “estructura” que involucra a “miembros del Poder Judicial, medios de comunicación y políticos de la oposición”. Y dijo que esa “organización coronó su actuación con una condena en primera instancia a la vicepresidenta de la Nación”. Afirmó que se simuló un juicio “en el que no se cuidaron las formas mínimas del debido proceso y se formularon imputaciones que rayan con el absurdo jurídico buscando su inhabilitación política”.
La puja interna del Frente de Todos quedó reflejada en los alrededores del Congreso, empapelados con el afiche de campaña “Alberto 2023″. Máximo Kirchner, diputado nacional, referente de La Cámpora y presidente del PJ bonaerense, no asistió a la Asamblea Legislativa.
El 11 de marzo se escribirá otro capítulo de esta tensión. El kirchnerismo hará un acto en Avellaneda por los 50 años del triunfo electoral de Héctor J. Cámpora, como parte del operativo clamor para que Cristina Kirchner sea candidata.