El caso del doble femicidio de Córdoba sigue sumando macabros detalles que, no obstante, resultan fundamentales para la investigación. En este orden, en las últimas horas se conoció el relato del taxista que llevó a Pablo Laurta y a su hijo de Córdoba a Entre Ríos.
El hombre, que se mantuvo en anonimato para no entorpecer la investigación, dijo que Laurta y el niño subieron cerca de la terminal de ómnibus, en la denominada Plaza de los Niños. Eran alrededor de las 11 de la mañana del sábado pasado, justamente unas horas después del momento en que se considera fueron asesinadas las mujeres.
El viaje había sido reservado en la agencia de taxis para la que trabaja, pero en mitad del recorrido cambiaron de destino: iban a Concordia y pidió desviarse a Gualeguaychú.
Cómo fue el viaje
Según el conductor, el viaje fue “normal” en líneas generales. Pero, ahora con conocimiento de los hechos, hay ciertas cuestiones que cambian la perspectiva.
Por ejemplo, el taxista contó que el nene estaba muy descompuesto, amarillo y con fiebre. Dijo que vomitó varias veces. “El nene estaba descompuesto, tenía hambre. Él le daba solo golosinas. Tuvimos que parar un par de veces porque vomitaba”, dijo en diálogo con Cadena 3.
“Le recomendé llevar al nene a algún hospital por la descompostura que tenía, pero se negó. Sólo quería un lugar para cambiarlo, ya que estaba sucio por los vómitos. También buscaba donde cambiar dólares”, agregó.
A su vez, reveló: “Me llamó la atención que al nene no le ofreciera comida. Le daba golosinas e intentaba contentarlo sólo con eso. El hombre llevaba un bolso, una mochila y ya no tenía ropa para cambiarlo al nene”, reveló.
El viaje duró unas 8 horas y, durante ese trayecto, Laurta se comunicó con hoteles de Entre Ríos para realizar una reserva. “Se comunicó seguro con el Hotel Praga, y el Hotel Berlín”, comentó, justamente en el último mencionado es donde lo atraparon.
“Se me heló el alma”
El conductor señaló que el nene le pidió un par de veces al hombre ir con su mamá, pero que el hombre se lo negó. “Le dijo que por un largo tiempo no la iba a ver más”, recordó.
“Durante el viaje, él me dijo que tenía problemas con su expareja. Que le tenía bronca. A veces se exaltaba, estaba como nervioso. Dijo que su ex era una hija de p..., y que le había cagado la vida”, comentó. Además del poco equipaje, Laurta llevaba por lo menos dos celulares.
El taxista los dejó a una cuadra del Hotel Berlín y el domingo por la mañana se enteró a quienes había trasladado. Admitió que en ese momento “se le heló el alma”. Fue entonces cuando dio aviso a la policía, lo que resultó clave, además del Alerta Sofía, para dar con el paradero del femicida y del menos.
En la habitación donde se hospedaban, los efectivos encontraron una pistola Bersa calibre .380 con 11 municiones: casi con seguridad el arma femicida.