El tiempo apremia y no hay novedades sobre los jubilados desaparecidos en Comodoro Rivadavia. La investigación está en una meseta pero dirigida a la hipótesis central de que Alberto Pedro Kreder y Juana Inés Morales ya no estarían vivos.

La desesperación y la incertidumbre que genera la situación recuerdan un triste precedente en la historia reciente de nuestro país: la desaparición de la familia Pomar.
Cómo fue el caso de la familia Pomar
Luis Fernando Pomar (40), su esposa Gabriela Viagrán (36) y sus dos hijas, Candelaria (6) y María del Pilar (3) viajaban rumbo a Pergamino desde su casa en José Mármol a bordo de un Fiat Duna Weekend rojo.
“Estamos yendo”, fue el último mensaje que enviaron aquel 14 de noviembre de 2009. Nadie supo más nada de ellos durante los siguientes 24 días.
El trato que le dieron los medios al caso dejó mucho que desear. Ante la falta de novedades o datos concretos, las elucubraciones fueron variadas y polémicas: secuestro, fuga familiar, deudas y hasta la figura del padre de la familia como un posible asesino. También los vinculó con el tráfico de efedrina y hasta de sectas.
Nadie sabía nada del auto rojo ni de la familia. Parecía que se los había tragado la tierra.
Cómo encontraron a la familia Pomar
Fue tanto el peso que se le dio a la hipótesis del drama familiar, que se comenzó a desdibujar la búsqueda y los rastrillajes. En medio, la corrupción: años después se conoció que los primeros datos habían sido falsificados. Los responsables dijeron que habían buscado donde estaban los cuerpos y no la habían hecho.
Pero, ¿cómo encontraron los cuerpos de la familia? Casimiro Frutos, un albañil que viajaba en un micro, vio el vehículo accidentado y llamó a emergencias apenas tres días después de la desaparición. No le hicieron caso. Frutos volvió a llamar 20 días después, cuando la policía actuó. Los Pomar no habían sido buscados desde la altura.
El 8 de diciembre de 2009 constataron que era el Fiat Duna de los Pomar: los 4 cuerpos estaban a metros del vehículo. La familia había muerto en el acto tras despistar y chocar contra una alcantarilla. No llevaban cinturones de seguridad y salieron despedidos por el impacto.
“En 24 días no hicieron nada. Hacían creer que buscaban, pero era todo improvisado. ¿Cómo no iban a ver un auto al costado de la ruta?”, expresó años después a Clarín Franco, el hijo mayor de Gabriela, que fortuitamente no viajó aquel día con su madre, padrastro y hermanas, protagonistas de uno de los casos más indignantes de la historia reciente.





































