El próximo 20 de marzo, se cumplirá un año del decreto de cuarentena a nivel nacional, un año fuera de lo común, insólito y raramente imaginado por el ser humano. Tuvimos que adaptarnos a una realidad que nadie habría imaginado. Comenzaron las clases presenciales en las escuelas, y salta a la vista la preocupación de muchos docentes porque la pandemia dejó secuelas en muchos alumnos, quizá los adolescentes fueron los más golpeados. Vía Pérez consultó a la Psicóloga, Ana Cravero, sobre cómo afectó a los adolescentes no haber asistido a clases durante todo un año.
“La escuela, no sólo es un ámbito privilegiado del aprendizaje y la enseñanza, donde se adquieren conocimientos, sino que es un espacio de contención, crecimiento, cariño y vinculación. Aunque cada institución -según sus recursos y dentro de sus posibilidades- hizo lo posible por conservar y sustentar la transmisión de los contenidos curriculares, la vinculación y el contacto con los alumnos fueron muy difíciles de sostener”, aclaró Cravero.
Se refirió a la falta de vinculación con sus pares: “en la adolescencia la presencia de los pares -ya sean amigos, compañeros de la escuela, de espacios deportivos o actividades recreativas- es fundamental. Así como el niño se constituye y crece a partir de la mirada de sus padres, la identidad del adolescente está fuertemente atravesada por la mirada de sus iguales; mirada en cuanto a valoración, reconocimiento, reflejo en el otro. Y el año pasado, esa mirada estuvo muy presente de alguna manera en las redes sociales, pero tuvo poco lugar en el ámbito personal, en el contacto directo”, especificó.
“Hubo exceso del mundo digital”
“La tecnología es muy útil y brinda muchos recursos y soluciones para estudiar mejor, pero se convierte en un problema cuando el acceso a la misma es ilimitado y no hay barreras de lugar ni tiempo. En ese sentido, el hecho de haber estado varias horas del día conectados a las pantallas (ya sea para hacer sus tareas escolares o para pasar tiempo en las redes sociales) derivó en un mayor sedentarismo. Cuando la atracción o el entretenimiento está centrado en la pantalla del celular, a un alcance de un simple toque, se vuelve un desafío buscar opciones y modos alternativos de esparcimiento que impliquen poner en movimiento al cuerpo, ya sea practicar un deporte, hacer ejercicio o incentivar otros intereses”, señaló.
Consejos para los docentes
“Me resulta muy difícil poder dar consejos para tener en cuenta en este retorno a las aulas, pero en el intento de pensarlo creo que lo que tiene la escuela de singular y exclusivo, es la posibilidad de llegar e influir en tantos adolescentes y jóvenes en una etapa tan crucial de la vida. En esos años, se atraviesa una edad privilegiada en el crecimiento y formación de las personas, motivo que hace que lo que se aprende en la escuela a partir del ejemplo, valores y enseñanza del otro, marca toda la vida”, enfatizó.
El 2020 nos dejó con ganas de compartir más tiempo juntos, de aprender desde la cercanía del otro, y tal cual lo manifestó Cravero, este año que empieza, que seguramente tendrá nuevos desafíos y momentos de incertidumbre, “aliento a todos los profesores y directivos a confiar en lo que ellos le pueden dar a los alumnos, que además de sus conocimientos y gestión, es su tiempo, escucha y atención”, finalizó.