Aseada, en un lugar con mucho amor de todos los enfermeros que la cuidan y con la contención necesaria, Rosalía camina diariamente, pese a conservar vestigios de la salvaje vida que la obligaban a tener, en la cual para alimentarse se arrastraba por el suelo, se arrancaba mechones de pelo y se comía sus excrementos.
El día que la habían encontrado, acompañados por agentes de la comisaría de la mujer de Alem, Rosalía se encontraba dentro de una pieza de madera de tres por tres, con piso de tierra y acostada sobre el mismo, masticando pequeños trozos de su propio pañal. Vecinos, nos habían comentado que padecería de un trastorno mental. Sufría un deterioro de su estado físico, pero por sobre todo, el abandono de su propia familia, sin higiene y con otras necesidades básicas. Fueron los propios médicos que al revisarla agradecieron que llegara a tiempo, porque su terrible estado de desnutrición podría haber acabado con su vida en cuestión de semanas.
Hoy, a 5 meses del caso, en los que sus familiares además enfrentan una causa judicial por abandono de persona y por el haber cobrado la pensión de Rosalía sin brindarle atención médica o un lugar adecuado, así se la puede ver en el Hogar Carmelina, junto a las personas que la cuidan.
Fuente: Alem News