Lucas Morales pudo cumplir el sueño que muchos tienen de construir su propia casa rodante para viajar con total independencia, pero la mayoría le teme a dar el gran paso. El mendocino vendió su empresa, compró un micro y armó un motorhome con todos los “chiches” para viajar y vivir allí con su hija de 7 años.
La pandemia fue un gran empujón, porque ya venía pensando en dejar su trabajo -una empresa de sonido e iluminación para eventos que él mismo manejaba- para ir en busca de nuevos rumbos.
Fue así que a mediados del 2020 se deshizo de sus equipos e invirtió el dinero en un micro y en los materiales.
“Ya estaba cansado de laburar en eso y cuando empezó la pandemia, obviamente me quedé sin trabajo, y me decidí a vender todo para hacer lo que siempre había querido”, contó Lucas Morales acerca de cómo nació esta idea .
“Me compré un micro, soy muy manija y fui y lo hice. Todavía no entiendo por qué tengo un micro”, dijo entre risas y comentó que vio miles de tutoriales en YouTube para instruirse acerca de cómo armar un motorhome.
“Lo hice para vivir con mi hija ahí”, comentó el joven y admitió que por esta razón y por cómo es él, quiso apostar a hacerlo de la mejor manera posible.
“Sabía que quería hacer un departamento. No quería el típico anafe y la cucheta”, expresó al mismo tiempo que resaltó que lo que buscaba él era algo mucho más ambicioso.
La mayoría de las cosas las hizo él preguntando y con tutoriales: “No sabía nada de nada y todo fue un aprendizaje”. Además, contó con la ayuda de un constructor hasta que se quedó sin dinero para pagarle.
Trabajaron juntos alrededor de dos meses y, como ya tenía los materiales comprados, siguió solo hasta terminarlo, y el proceso duró casi un año.
Construir su motorhome, un cable a tierra en la pandemia
Lucas resaltó que haberse hecho cargo de todo fue de alguna forma una “autoayuda” en plena pandemia, porque “no podía estar sin hacer nada”. “Me estaba volviendo loco y me hizo muy bien comprarme un micro”, bromeó.
Además, aprovechó para poder viajar por la provincia en un momento donde las cosas no eran muy sencillas para alquilar una cabaña por el Covid. Luego, vivieron casi dos meses con su hija en el motorhome, pero decidió regresar a la Ciudad.
Sin embargo, así como en su momento fue su cable a tierra en un momento difícil para la mayoría de la gente ante la incertidumbre del coronavirus, Lucas tuvo que tomar la decisión de venderlo.
Después de una serie de problemas personales, tomó esta difícil decisión, aunque apuesta a disfrutarlo con su hija y su pareja mientras aparecen los compradores.
La historia no tiene un “final feliz”, pero Lucas lo ve desde otra perspectiva: “Fue un proyecto súper hermoso, la experiencia es súper rica por donde la mires. No solo para mí, sino también para mi hija que es otro mundo para ella”, expresó sobre todo lo que tuvo que pasar para cumplir su sueño, aunque entiende que es tiempo de dar una vuelta de página y seguir.