El proyecto de un diputado mendocino reflotó un pedido de larga data de científicos y entendidos en el tema, quienes consideran de suma importancia atrasar los relojes una hora en la época invernal, para favorecer a la salud y calidad de vida de las personas. Una práctica que es común en países de Europa o sin ir más lejos, en Chile.
Esto tiene que ver con la rotación de la tierra y los periodos de oscuridad, del día y la noche, respecto al reloj pulsera, celulares y aparatos electrónicos. La idea contempla que el amanecer en la provincia se produzca a las 7 y no a las 8 como suele ocurrir cada invierno.
Es que el país está ubicado en una determinada franja de longitudes y está centrada con el huso horario -4, pero actualmente estamos usando el -3, el que solo se puede adoptar en verano.
Jorge Difonso presentó el proyecto que se discutirá en la Legistatura de Mendoza, con el fin de que esto se realice para colaborar con los problemas en el abastecimiento energético en Argentina. Sin embargo, no es lo único que se debe tener en cuenta a la hora de pensar en retrasar el reloj, para que concuerde con la hora de la narturaleza.
“Lo que proponemos es simple: coordinar el reloj pulsera con el reloj solar. De manera que el mediodía solar, coincida lo más que se pueda con el del reloj pulsera. Porque con los horarios coordinados, uno va a tener mejor aprovechamiento de la luz diurna, sin iluminación artificial”, explicó a Vía Mendoza la doctora en Astronomía e investigadora del Conicet, Beatriz García.
Las consecuencias para la salud de no vivir en un huso horario correcto
El hecho de estar “corridos”, respecto a la hora solar, tiene consecuencias graves para la salud y la calidad de vida de las personas. Desde la Ciencia, sostienen que para que el organismo funcione bien, su reloj biológico debe estar coordinado con el sol y el reloj pulsera. “Cuando sale el sol hay un montón de funciones que se activan y otras que se inhiben. Por ejemplo, se inhibe la producción de melatonina que es la hormona inductora del sueño”, explicó la científica.
“Si me obligo a levantarme cuando aún está de noche, no voy a tener ganas de despertarme simplemente porque el organismo está bajo el influjo de la melatonina y porque el sol no salió”, lo resumió García.
Y destacó que en el invierno, el mediodía en nuestros relojes corresponde a las 13.40. Por lo que hay una hora 40 de desfazaje. “Al mediodía no nos damos cuenta, pero en la mañana sí porque el sol sale 1.40 más tarde de lo que debería salir según nuestro reloj”, argumentó la investigadora.
Otra de las consecuencias de no organizar nuestra vida de acuerdo a la astronomía y la geografía tiene que ver con la contaminación atmosférica y el consumo eléctrico.
El hecho de que la gente salga a trabajar y a dejar a los chicos en la escuela, cuando todavía es de noche, es perjudicial para la tierra y contaminante por “la inyeccción de gases a la mañana cuando la atmósfera está muy fría y no ha salido el sol. Es necesario que se caliente la superficie de la tierra para que la atmófera empiece a moverse”, indicó la astrónoma.
Al mismo tiempo que destacó que al estar oscuro en las escuelas, por solo mencionar uno de los tantos lugares, prenden las luces. Y lo que ocurre, que en muchos de estos espacios, olvidan de apagarlas cuando sale el sol.
Por lo que Beatriz García llamó a reflexionar y pensar en nuestro día a día, y cómo el desfazaje de horario nos afecta desde que nos levantamos. Ya que retrasar el reloj “hace a la calidad de vida y a que vivamos acorde a la naturaleza”, cerró.