Mendoza deberá definir cómo será la presencialidad de las clases

La Dirección General de Escuelas empezará a considerarlo el lunes. Las actividades comienzan el 8 de febrero.

Mendoza deberá definir cómo será la presencialidad de las clases
El próximo lunes las autoridades de la DGE comenzarán a analizar el formato de las clases en Mendoza. Ignacio Blanco/Los Andes Ultimos días de clases y exámenes para alumnos que quieren hacerlo en forma presencial.

El Ministerio de Educación de la Nación delegará este año a los gobiernos provinciales la decisión sobre el formato de las clases. Así lo manifestó su responsable, Nicolas Trotta, y en ese marco, Mendoza comenzará de evaluar como concreta la actividades la próxima semana. Entre las cuestiones a considerar está la posibilidad de que sean presenciales, algo que las autoridades buscan priorizar.

El ministro aseguró en una entrevista al diario La Nación que “Hay pautas nacionales para la vuelta a clases, pero las decisiones de cada regreso las tienen las diferentes jurisdicciones”, por otra parte el funcionario visitará la provincia el próximo miércoles 20.

Se espera el regreso de sus vacaciones del director General de Escuelas (DGE) José Thomas para tener alguna postura al respecto, ya que con él será la reunión.

Este ciclo 2021 está marcado por la pandemia, tal cual ocurrió con el anterior por lo que se tendrán que adoptar medidas sobre la marcha en función de la situación epidemiológica y de los contextos.

El inicio de las actividades en Mendoza está pautado para el 8 de febrero, sólo faltan 25 días, así que ya deben comenzar a generarse definiciones pero sin embargo, éstas estarán supeditadas a la evaluación de la cantidad de casos y la situación que se presente más cerca de la fecha.

La intención, en principio, es priorizar la presencialidad para los cerca de 18.000 alumnos, entre primarios y secundarios, que deberán regresar a las aulas a partir del 10 de febrero por haber presentado trayectorias débiles en 2020. En su oportunidad se dispuso, dadas las dificultades generadas por las clases no presenciales, que ambos ciclos lectivos serán una unidad pedagógica y por ello se aspira a nivelar las condiciones antes del inicio del ciclo, el 1 de marzo. También iniciarán antes alumnos de últimos años que adeuden contenidos o materias.

Se busca que también sean presenciales las jornadas institucionales que se realizarán entre el 10 y el 19 de febrero. Sin embargo, no descartan que tengan una pata virtual.

La presencialidad, que se aplicó para algunos grupos a fines del año pasado, será el modelo a aplicar. En aquel contexto ya se elaboraron los protocolos que contemplan y el trabajo en burbujas (por grupos).

La Dirección General de Escuelas ya presentó un calendario con fechas y los colegios deberán definir cuestiones como qué grupos asistirán y qué días, si va el curso completo una jornada o se divide en varias o si las clases son en entornos abiertos o cerrados.

Territorialidad

La estrategia que más se utilizará este año, en términos generales, será la de disponer en función de la situación que tenga cada contexto.

Durante 2020 las autoridades decidieron suspender las clases presenciales de manera unificada en todo el país a partir del 16 de marzo. Esto ocurrió pese a que una gran proporción del mismo aún no presentaba circulación del virus y de allí el reclamo de muchos mandatarios provinciales sobre las decisiones tomadas con la mirada puesta en Buenos Aires.

Para el ministro Trotta esto fue un aprendizaje. “Si tenemos realidades diferentes, tenemos que dar respuestas distintas. A la diversidad de realidades le respondemos con abordajes distintos. En aquellos lugares donde la realidad epidemiológica sea óptima vamos a intensificar la presencialidad”, aseguró. Por ello la intención es proponer una modalidad de clases que pueda adaptarse con distintos modelos de presencialidad y construyendo consensos entre las 24 provincias.

La decisión del Poder Ejecutivo de aportar fórmulas para que cada jurisdicción decida aplicar restricciones a la circulación, es una manera de lograr un menor centralismo.

En Mendoza también se aplicó esa modalidad luego del receso escolar, cuando la DGE comenzó a delegar más en las escuelas decisiones como formas de evaluación e implementación de clases para que esto pudiese estar más adaptado a la comunidad académica, sus recursos y entornos.

Ahora, las provincias podrán considerar también su propia realidad, con diferentes condiciones epidemiológicas, de circulación del virus y de respuesta del sistema sanitario.

Incertidumbre

En nuestra provincia hay cuestiones que suman incertidumbre al inicio de las clases. Por un lado el SUTE, que nuclea de manera mayoritaria a los docentes, amenaza con no iniciar las clases tras no lograr un acuerdo paritario con el Gobierno.

Oficialmente el sindicato no quiere aceptar una suma “en negro” que se les ofrece. Ante esto desde el Gobierno amenazaron con sacar un aumento de 20 por ciento por decreto.

También se le suma a éste problema la falta de certezas sobre cuándo se comenzará a vacunar a los trabajadores de la educación para prevenir la Covid-19. Se había prometido que se comenzarían a vacunar con el inicio de clases. Por el momento, en la provincia ni siquiera saben cuándo Nación enviará la partida que les corresponde y hay que considerar que se requieren varios días para generar inmunidad después de la inoculación.

Trotta dijo que “La vacunación para los docentes comenzará en febrero, pero no vamos a lograr vacunar a todos antes del inicio de las clases. El proceso no terminará rápidamente. Vamos a mantener los protocolos necesarios para conseguir un regreso seguro a la presencialidad”.

Por otra parte, el sindicato ha manifestado reparos respecto de las condiciones edilicias adecuadas para afrontar el escenario, en particular falta de agua potable en algunos establecimientos. Desde Infraestructura Escolar aseguran haber estado trabajando para garantizarlas.

Un año marcado por la flexibilidad

La DGE con la presentación del Calendario Escolar explicó que se ha propuesto una estructura macro de fechas que sería inamovible para evitar cambios y dudas constantes como ya ocurrió en 2020.

Pero por otra parte, dado lo cambiante del escenario que plantea el virus Sars CoV-2, cada 15 días se harán evaluaciones sobre las condiciones epidemiológicas y se considerará si es necesario hacer cambios en la forma en que se dictan las clases y otros procedimientos.

Por lo expuesto se ve que el año académico estará marcado por la flexibilidad, la bimodalidad, la promoción acompañada y se consolidará el trabajo con aprendizajes prioritarios. Coexistirán la virtualidad y la presencialidad, que es bastante probable que sea por grupos (burbujas) y sólo algunos días a la semana, aunque se evaluará sobre la fecha. Fuente Los Andes