El coronavirus y sus consecuencias siguen estando entre nosotros. El aislamiento obligatorio provocó el empeoramiento de una crisis económica ya existente, obligando a muchos cerrar sus empresas o negocios. Además se debe incluir la incertidumbre frente al virus y la vuelta al encierre, la incorporación de protocolos sanitarios que de alguna manera modificaron los presupuestos y bajo poder adquisitivo de los consumidores.
Para poder confrontar la situación, los comerciantes se vieron obligados a adaptarse para poder subsistir y mantener su negocio evitando endeudarse. Sin dudas fue una odisea para los que lo lograron y misión imposible para aquellos que los que tuvieron que cerrar sus puertas.
Desde Vía Mendoza pudimos dialogar con tres comerciantes mendocinos que lograron combatir las adversidades y seguir firmes en su negocio. Ellos son Analía Martinez, dueña de una estética; Emir Lombardo, que tiene en su posesión varios locales turísticos y Nestor Nuñez, propietario de una vinoteca. Los tres, con rubros - y desafíos - totalmente distintos, contaron su experiencia.
Analia Martinez y su estética: la belleza cuesta protocolos
Uno de los mayores desafíos de Analía Martinez y su estética fue la gran cantidad de protocolos sanitarios que tuvieron que cumplir. Además, la dueña del local había planeado inaugurar su gabinete en Marzo, por lo que se vio obligada a tener que esperar las habilitaciones pertinentes del gobierno para poder abrir sus puertas por primera vez.
“Fue complicado al principio, tuvimos que pagar varios meses de alquiler sin tener ingresos. Por razones obvias, las estéticas fueron una de las últimas cosas en ser habilitadas por el gobierno. Cuando al fin pudimos abrir, estábamos con el constante miedo que tuvieramos que cerrar de nuevo”, nos contó Analía.
Debido que en la estética se trabaja con tratamientos al cuerpo, fue necesario incorporar diversos implementos para reforzar el cuidado de sus clientas y empleadas. Eso significó el uso de botas, cofia, bata, barbijo y guantes para sus operadoras. También la desinfección del local fue constante. “A lo que pedía el gobierno, nosotras le pusimos más para generar confianza”, explicó Analia. Asimismo, solo podían atender dos clientas por vez, reduciendo mucho su capacidad de trabajo.
Cuando lograron abrir el local, ubicado en el limite de Luján y Maipú, se pudo observar cierta incertidumbre por parte de las personas. Analia sostiene que muchas de sus clientas decían que solamente salían a comprar e iban a la estética, “se sentían seguras por el protocolo que nosotras seguíamos”.
La vinoteca de Nestor Nuñez y su reversión para los locales
Con una vinoteca acostumbrada a recibir gran cantidad de turistas, Nestor Nuñez tuvo que adaptar su negocio y productos para el consumo local. Pero antes de eso, en pleno encierre, el desafío fue cómo subsistir.
El movimiento de la vinoteca bajó a cero. En el primer mes de la cuarentena fue la implementación delivery lo que les ayudó a recibir ingresos. “El delivery fue lo que nos permitió salir adelante y subsistir en ese tiempo. De todo lo malo, esto fue positivo porque se abrió una nueva unidad de negocio”, contó Nestor. Hoy siguen utilizando el delivery como modo de venta.
Nestor nos explicó que pudieron ir abriendo por etapas, según lo permitido por el gobierno provincial. Sin embargo, se notó la falta del turista: hasta el momento que llegó la pandemia las ventas con turistas significaban el 70% de sus ingresos.
Y el turismo local no significó mucho, recién con la apertura del turismo nacional, especialmente desde las últimas semanas de diciembre, pudieron observar un repunte en las ventas.
Otra reinversión significante fue la adaptación de sus productos al consumo local: “Tuve que modificar algunos productos que tenía para la gente local. Así pudimos ganar un público que no teníamos antes”.
A Nestor le pareció importante destacar que, si bien estaban atravesando su primer año con el negocio, pudieron mantenerlo sin endeudarse. Además, decidieron no recibir ningún subsidio por parte del gobierno, para que pueda ser utilizado por los menos favorecidos. “Si debo agradecer al apoyo de Maipú Municipio y la Oficina de Empleo, realizamos varias actividades en conjunto que me permitieron activar las ventas por las redes sociales”, concluyó Nestor.
Emir Lombardo mantuvo sus locales turísticos sin turistas
El encierre, para Emir y sus locales turísticos, pudo haber significado el cierre definitivo. Emir Lombardo tiene en su posesión cabañas, un restaurante criollo, un bar, un local de regionales y una proveeduría, todo ubicado en la zona de Cacheuta.
El cese de movimiento de turistas, de personas en general, implicó el tener que pensar cómo mantenerse a flote. Así fue que decidieron, desde casa, cocinar y trabajar con delivery y takeaway. “No era muy rentable, sino era para mover un poco la economía”, nos contó Emir.
Si bien en junio se habilitó el turismo local, solamente se logró activar muy poco. “No es lo mismo trabajar al 50% de nuestra capacidad y con un público que no es el nuestro cotidianamente. Es diferente la mentalidad y poder adquisitivo del turista que viene de afuera”, explicó Emir.
Sin embargo, eso no los detuvo. Incorporaron todos los protocolos necesarios y se reinventaron para poder mantenerse y seguir. Emir, desde sus redes sociales, también comenzó a promover su negocio y proyectos personales, compartiendo sus recetas y trabajos.
Una de las razones que pudieron seguir aflote fue el trabajar en conjunto con los demás comerciantes de Cachueta. En plena pandemia, los dueños de locales ubicados en la zona, crearon una asociación llamada “Turismo Cachueta”, con el objetivo de ayudarse y promoverse entre ellos. La habilitación de las termas tambien ayudó a repuntar las ventas.
Emir concluyo demostrando su alivio al poder seguir trabajando con sus locales: “No estamos trabajando como debería ser, nos hemos tenido que readaptar a una realidad donde nos podemos mantener. Pero frente la realidad de muchos negocios, que nosotros sigamos es una tranquilidad muy grande”.