Quienes pretendían obtener una vivienda de la Tupac Amaru de Mendoza debían cumplir una serie de requisitos como asistir a marchas a favor del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, limpiar lotes, prestar servicios para la organización, ayudar a construir las casas de otros, viajar a algún encuentro nacional, entre otras condiciones. Todo quedaba registrado en un cuaderno, según infomra Diario Uno.
Si la persona no había concurrido a todas las citas, quedaba fuera de los proyectos automáticamente.
Aun así, ese convenio entre la organización y los municipios implicaba dos pasos claves: por un lado, que los fondos fueran entregados a medida que iban avanzando las obras y, por otro, debía ser conformado un listado de beneficiarios.
En este último caso sucedió que no siempre el listado estaba cerrado del todo en el momento de ir haciendo las casas. De ahí, que muchos participantes quedaban fuera del operativo sin saberlo.
Desde el IPV detallaron también que las certificaciones del avance de las obras tenían tres tramos y no era mensual, como sucede con otras cooperativas, por lo que podía pasar bastante tiempo entre un certificado y otro. Esto implicaba que los desembolsos fueran muy pocos, pero muy grandes, a la vez que los precios de los materiales subían constantemente y el dinero no alcanzaba para cubrir la etapa siguiente.