"Damascos sin cosechar y sin precio. Tampoco hay cuadrillas que trabajen", comentó Eduardo Amezqueta sobre la situación que se vive en las fincas, y agregó que "el que quiera damascos para comedores, hospitales, centros de salud, etcétera yo lo regalo. Solo llamarme".
El fenómeno también se repite con el durazno a nivel industrial. Es que el precio pagado al productor oscila en los 3 pesos el kilo. Así como el damasco, son varios los que apuestan a poder comercializarlos directo al público, aunque sea una parte de su producción.
En el caso del ajo, el valor promedio de 6 pesos el kilo pagado al productor, mientras que para la ciruela en fresco se estima unos 2,50 y en seco asciende hasta los 16.
Al costado de las rutas y también en las calles del centro pueden verse improvisados puestos de fruta, donde el kilo de damasco se comercializa entre 7 y 10 pesos, que les permite generar una ganancia ante el bajo costo que ofrece la industria, dice el diario San Rafael.