Diego Aliaga fue secuestrado el 28 de julio por un grupo de al menos cinco personas. La hipótesis de la querella es que lo golpearon para obligarlo a firmar documentos, de forma que el empresario cediera propiedades a sus captores. Una vez que lo hizo, los delincuentes decidieron asesinarlo.
Hasta ahora, permanecen detenidos e imputados Diego Barrera; su pareja Bibiana Sacolle, los hijos de la mujer, Gastón y Lucas Curi y el chofer Yamil Rosales. Este último era uno de los pocos empleados que siguió trabajando para la empresa de transportes Solcito -propiedad de Sacolle- a pesar de la pandemia.
Gastón Curi y Rosales habrían sido los encargados de organizar el ocultamiento del cadáver. Al menos así lo sugieren las escuchas que llevaron adelante los agentes de Investigaciones de la Policía de Mendoza en la instrucción que lidera el fiscal Fernando Alcaraz.
El sábado 1 de agosto, Gastón y Yamil se comunicaron varias veces. La Justicia ya había intervenido sus teléfonos. A las 16:10 se produce el siguiente contacto: Gastón Curi— Bichi, echá gasoil entonces y andate al 911.
Yamil Rosales— Dale, me voy al 911. Chau.
Se cree que "el 911" podría ser el sitio en el que enterraron al muerto. Trece minutos después se vuelve a producir un intercambio. Las antenas de telefonía indican que el celular de Rosales se acercaba a Costa de Araujo, cerca del sitio en el que se encontraron los restos de Aliaga.